Don Pablo, ¿qué está pasando en Racsa?
Radiográfica tiene cuatro años de estar paralizada por las indefiniciones del ICE sobre el rol de esta empresa.
“Más recientemente, a la parálisis se agrega un factor de angustia e incertidumbre pues, según me informan directivos del ICE, don Eduardo Doryan tiene una propuesta para convertir a Racsa en un departamento de ventas de los servicios del Instituto.
“Es decir, Racsa dejaría de ser vendedor de sus servicios para convertirse en un vendedor de servicios de terceros”.
¿Eso se lo han comunicado a ustedes oficialmente?
Oficialmente no se ha comunicado, pero tengo entendido que fue presentado ante la junta directiva del ICE cuando estaban solo los siete directores, y se retiró ante las objeciones presentadas por algunos directivos.
Entonces, ¿tampoco fue aprobado por la directiva del ICE?
No ha sido aprobada, pero tampoco ha sido descartada.
¿Cuáles serían las consecuencias para Racsa si esto ocurriera?
Las consecuencias serían la quiebra inmediata de Racsa, porque si la empresa tiene que pasar al ICE todas sus plataformas de telecomunicaciones pierde el 60% de sus ingresos, que son las ventas de conectividad.
“Además, el Estado tendría la obligación legal de revocarle a Racsa concesiones de valiosísimas frecuencias del espectro que algunos expertos valoran en un patrimonio de $1.000 millones.
“Si se le revocan esas concesiones, el espectro se debe sacar a subasta pública donde solo participarían empresas privadas”.
¿Esas frecuencias hoy no se están utilizando?
Sí las está utilizando. Hace poco el Poder Ejecutivo le concedió títulos habilitantes que confirman esas frecuencias como concesión de Racsa por 99 años.
“Hay un detalle adicional: las frecuencias que van entre 3,4 y 3,6 gigahercios son las que la Unión Internacional de Telecomunicaciones acaba de establecer como norma para el despliegue de la tecnología 4G, que será la tecnología de punta en unos ocho años.