Todos los días César Rodríguez se arma de valor y corre para atravesar cuatro carriles de la carretera que pasa frente al antiguo salón La Galera, en Curridabat, San José.
No tiene otra opción para ir a su trabajo. Ahí no hay un puente ni un semáforo peatonal, ni siquiera señalización para percibir algo de seguridad, pero sí hay varias intersecciones que agudizan el peligro.
“A veces me quedo en media pista y no puedo pasar”, contó.
Entre tanto, Karen Castillo no cuenta con una acera para caminar en la vía entre La Valencia de Heredia y Santo Domingo.
“Me he llevado muchos sustos, pero tengo que ir a mi trabajo por aquí”, narró Castillo.
Al igual que ellos, cientos de personas deben cruzar todos los días largos tramos de vías muy transitadas, pasar entre carros y competir por un espacio con los vehículos porque no hay aceras.
El Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) y los municipios amplían vías y mejoran la calzada en procura de evitar presas y para que los ocupantes de los autos lleguen más rápido. Sin embargo, olvidaron a los transeúntes, quienes se ven expuestos a ser atropellados. Solo durante el 2011 murieron 110 personas así.
Por ello es que Ramón Rivera camina a menudo a la par de los vehículos en el paso a desnivel de San Sebastián, San José.
En todas partes. Olman Vargas, director ejecutivo del Colegio Federado de Ingenieros y de Arquitectos (CFIA), confirmó ese olvido por parte de las autoridades.
“Tradicionalmente, el diseño de las carreteras se ha hecho enfocado al punto de vista de tráfico vehicular”, aseguró Vargas.
Junior Araya, jefe de Ingeniería de Tránsito del MOPT, admitió las carencias, pero aseguró que un decreto emitido en el 2007 obligó a incluir componentes de seguridad peatonal en las nuevas obras.
“Para nosotros los peatones son muy importantes”, aseguró Araya, quien recalcó que la construcción de las obras contra la inseguridad vial le corresponde al Consejo Nacional de Vialidad (Conavi).
La falta de precaución y cortesía de los choferes eleva los riesgos.
“Al pasar los carros doblan a la derecha pese a que no pueden hacerlo, entonces tenemos que sortearlos”, se quejó José Hurtado.
Este guanacasteco contó así la dificultad para atravesar la intersección de Liberia, en la carretera Interamericana Norte.
Ahí hay un semáforo peatonal, pero no tiene el botón para activarlo; la pantalla de la luz está mala.
Además, frente a grandes negocios se amplió la calzada, pero no se tomó en cuenta a los caminantes.