Los pasajeros que entran al país, están en tránsito o se aprestan a abandonar el territorio nacional estarán separados por paredes de vidrio y no por cintas o cordeles –como hoy– en el aeropuerto internacional Juan Santamaría.
Las obras principiaron el 1.° de enero y Aeris, gestor interesado de la principal terminal aérea costarricense, estima que acabarán a mediados de año.
Con la medida se pretende acatar las regulaciones internacionales en seguridad aeroportuaria de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI).
El objetivo es impedir que se mezclen los pasajeros que ingresan con los que salen y que ello pueda facilitar el intercambio de equipajes, drogas o inclusive armas.
Rafael Mencia, nuevo director de Aeris, precisó que la inversión asciende a los $4 millones.
El costo de los trabajos los amortizará la firma a partir del 2013 por medio del cobro de tarifas a las aerolíneas, añadió el funcionario.
El diseño de los pasillos fue aprobado por el Consejo Técnico de Aviación Civil (CTAC) desde setiembre anterior, informó Mencia.
Agregó que dentro de un mes los trabajos sí causarán algunos inconvenientes en las puertas de abordaje de vuelos “y eso sí afectará un poco la calidad de servicio, pero es necesario hacerlos para cumplir con las normativas de seguridad de la OACI”.
El funcionario manifestó que con la construcción de los nuevos pasillos se trata, en la medida de lo posible, de no afectar el diseño con que cuenta ya el aeropuerto.
Los trabajos se llevan a cabo en fases y se iniciaron en las puertas 10, 9 y 8 de la terminal A, donde existe menos tráfico de pasajeros.
Una vez que estén en funcionamiento los pasillos estériles, los viajeros que ingresan al país caminarán a través de estos hacia las ventanillas de migración.
Si un pasajero está en tránsito, deberá seguir por unas escaleras y será revisado con máquinas de rayos X antes de tomar el vuelo.
De acuerdo con datos de Aeris, el año anterior 1,6 millones de personas entraron a Costa Rica por el Santamaría y se prevé que la cantidad puede ser similar en el 2012.
Desde setiembre anterior y con el fin de acatar las disposiciones de la OACI, el gestor del aeropuerto optó por separar a los pasajeros con cintas o cordeles.
Rafael Mencia declaró que esta medida provisional ha funcionado bien, pero ello no eliminaba la urgencia de construir los pasillos estériles de vidrio.