Nuevos profesores procuran ser diferentes

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Telire. Talamanca. Cuando el indígena Rodolfo Hernández estudiaba en el colegio, un profesor comparó su rendimiento académico con el de otros compañeros.

Ahora Hernández, de 31 años, da clases de Estudios Sociales en el Colegio Sepecue, en Telire, y nunca hace comparaciones.

“Decían que era para motivar, pero poner en la balanza a dos estudiantes con características académicas distintas los marca. Trato de que todos se sientan iguales”, aseguró Hernández.

En sus clases los alumnos pueden hablar en bribri, mientras que a él, cuando era un colegial, no le permitían comunicarse en su idioma materno.

Hernández cursa la carrera de Enseñanza de Estudios Sociales en la Universidad Latina de Limón, y asegura que, como indígena, entiende a sus estudiantes.

Esa misma comprensión tiene la aborigen Jacqueline Picado, de 27 años y docente de Inglés en el Liceo de Katsi.

Por eso, Picado también se desmarcó de la forma en que la trataron quienes le dieron clases.

“A los estudiantes hay que tenerles todas las consideraciones: muchos viajan hasta dos horas para llegar al colegio, otros tienen muchas limitaciones económicas”, expresó esta joven.

Picado tiene más motivos para esforzarse en el aula, ya que una hermana es estudiante del colegio y pronto otros familiares terminarán la escuela e ingresarán a ese centro educativo.

Entre tanto, Idania Mayorga, de 24 años, también da clases en el poblado de Katsi.

A ella le faltan seis meses para graduarse de la carrera de Enseñanza del Español, y confesó que, cuando empezó a trabajar como profesora y tenía dudas en alguna materia, visitaba a una exprofesora para que le ayudara.

“Metí los papeles en el Ministerio y me nombraron muy rápido. Estudio los sábados en una universidad privada en San José”, dijo.