Niña de 13 años no volvió a tercer grado

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Algunas semanas antes de las vacaciones de medio año, Graciela Brenes Guillén, de 13 años, dejó de ir a la Escuela de San José, en San Rafael de Heredia.

Ella abandonó el tercer grado por el desánimo y los líos financieros de su familia.

La adolescente estaba inscrita en la modalidad de aula abierta, programa al que solo asisten adolescentes entre 13 y 17 años.

Graciela es la menor de seis hermanas y vive en una casa de madera con un montón de cables eléctricos sin entubar.

“No me gustaba mucho ir a clases. A veces pienso que debo estudiar, pero no sé”, afirmó.

Su mamá, María del Rosario Guillén, admitió que la difícil situación económica la llevó a pedirle a su hija que no estudiara.

Esta mujer de 50 años, quien apenas cursó primer grado de escuela, se gana la vida limpiando casas de manera ocasional.

“A veces tengo comida, a veces no”, afirmó Guillén.

Con Graciela vive su hermana Jéssica de 16 años; el resto de sus hermanas están casadas y migraron a otros barrios.

Jéssica es madre adolescente, solo tiene el cuarto grado y pasa el día chineando a su bebé de cuatro meses, Byron Josué.

Apenas se enteró de que estaba embarazada, el padre del pequeño se convirtió en un “fugitivo”, contó la joven.

“No sé los apellidos ni sé el lugar donde vive”, resaltó.