Municipios culpan a guachimanes por multas inesperadas

Personeros de San José y Heredia dicen que choferes son engañados

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Las inesperadas multas por no pagar parquímetros que ahora sorprenden a más de un conductor en sus cobros del marchamo 2015 parecieran tener culpables: los guachimanes.

Esta es la explicación que dan representantes de las Municipalidades de San José y Heredia, cantones donde se descubrió que los cuidacarros que ofrecen boletas de parquímetro. no siempre las colocan en el parabrisas de los vehículos, como le aseguran a los dueños.

Tal situación provoca que el inspector de Tránsito aplique la multa de ¢6.000 por estacionar sin pagar el importe debido.

Visite el especial y entérese como ocurre el fraude con boletas de los parquímetros

Lo más grave es que, luego, los mismos cuidacarros retiran los partes para que el chofer del vehículo les pague a ellos y no se percate de la sanción.

Así lo relató Emmanuel Vargas, jefe de Control Vial del ayuntamiento josefino.

“Lo que detectamos es que el señor (cuidacarros) quitaba los partes de los vehículos para cobrar al usuario y para que este no le reclamara por no poner la boleta”, aseguró Vargas.

Tal situación fue corroborada en varios operativos en San José y tras la revisión de los videos de vigilancia en Heredia.

Ante estas irregularidades, los funcionarios municipales dicen estar atados de manos, pues no tienen ninguna relación contractual o laboral con los cuidacarros que venden boletas en las vías.

Por lo tanto, agregan, no hay manera de sancionarlos o privarlos de realizar esa actividad.

Desde la semana pasada, cuando se puso al cobro el marchamo 2015, la Municipalidad de San José ha recibido hasta 25 denuncias por día.

Los reclamos son de conductores que alegan nunca haber recibido un parte y que ahora les aparecen en sus marchamos.

La situación se repite en la Municipalidad de Heredia.

Algunos de estos choferes acumulan montos de ¢90.000 y hasta ¢170.000 en partes de parquímetros de los que nunca supieron.

Ana María González, gestora de Tecnologías de Información del ayuntamiento herediano, afirmó que en ese cantón también tienen evidencia de que los boleteros lavan los tiquetes o los rellenan para venderle a los choferes boletas ya usadas.

Responsables. Para Emmanuel Vargas, del Concejo josefino, los choferes tienen la mayor cuota de responsabilidad porque ellos mismos pueden comprar las boletas de parquímetro, incluso, mediante el teléfono celular.

Muchos conductores confían esta gestión a los guachimanes, ya sea por prisa, pereza o por desconocer cómo funcionan los parquímetros electrónicos.

Ricardo Vega, chofer de San José, asegura que él prefiere hacer el trámite en persona.

“Saco la boleta yo mismo. El riesgo que corro, y ya me he ganado partes por eso, es que uno calcula un tiempo y si me atraso, cuando llego al carro me encuentro la multa”, narró.

Según Vargas, la revisión de los espacios en San José se realiza de manera automática con los llamados hand helds y por medio de equipos de posicionamiento global (GPS), pues cada espacio está debidamente numerado.

Inocentes. Pese a las denuncias, cuidacarros entrevistados por La Nación , niegan el fraude.

“Nosotros siempre entregamos la boleta y le confirmamos al dueño del carro que se le puso por el tiempo que estuvo ahí; nosotros apenas nos ganamos ¢170 por cada media hora”, aseveró Matías Membreño, quien cuida carros en las cercanías de la Biblioteca Nacional, en San José.

En la capital, el costo por estacionar con parquímetro es de ¢660 por hora, pero algunos guachimanes cobran hasta ¢300 más. En Heredia, se paga ¢500 la hora.

"Tenemos un proyecto para ponerle código de barras que no es lavable, para que la boleta sea única y se pueda escanear. También queremos implementar medidas como fotografiar el parte, para que quede un registro”, adelantó María Gonzaléz.

Además, sugirió crear una aplicación para móviles que permita a los choferes registrar el pago y ocupación de un espacio de parqueo.