En El Coyol de Alajuela se ubica el único edificio del país certificado como sostenible con el ambiente.
Por ejemplo, sus pisos son de corcho, y no de madera, la pintura de las paredes está libre de químicos nocivos para el ser humano y gran parte de la estructura está hecha con materiales reciclados.
Esos y otros detalles forman parte del edificio de la compañía Boston Scientific, el cual hace tres semanas recibió la certificación LEED (Liderazgo en Energía y Medio Ambiente, por sus siglas en inglés), que otorga el ente internacional Green Building Certification Institute, de EE. UU.
La certificación del edificio de Boston es el primer logro del país hacia un modelo de construcciones amigables con el ambiente.
Esa tendencia mundial propició que aquí el Colegio de Ingenieros y de Arquitectos (CFIA) creara la Comisión de Construcción Sostenible, que busca los mejores modelos aplicables en el país.
La ingeniera Ana Lorena Quirós, presidenta de ese órgano, explicó que, si bien el país apenas da sus primeros pasos en crear edificios sostenibles, hay un esfuerzo de parte de desarrolladores por implementar ideas conservacionistas.
Voluntario. Para lograr una certificación LEED, el desarrollador o dueño del inmueble debe postular el proyecto (edificio) en EE. UU.
Según explicó Quirós, el tiempo más corto en que se puede obtener la certificación son nueve meses.
La ingeniera afirmó que, además del edificio de Boston, hay otros 20 que están en proceso de obtener el diploma ambiental.
Asimismo, al menos 12 ingenieros y arquitectos se han especializado en ese ámbito.
Olman Vargas, director del CFIA, explicó que Costa Rica se encuentra precisamente en esa fase: “Apenas estamos capacitando a profesionales para ir posicionando al país hacia un mercado cada vez más exigente”.
Para Quirós, esa es la clave: “Ahora la gente quiere vivir o colocar sus empresas en sitios que, a largo plazo, son más rentables desde todo punto de vista, además de menos contaminantes”.
Vargas, por su parte, dijo que, contrariamente a lo que se cree, las construcciones sostenibles no son caras: “La gente piensa que los materiales tradicionales son los más barato, y no es así”, puntualizó.