Motociclistas se adueñan de calles josefinas para ‘picar’

Grupo se moviliza a distintos sitios en una misma noche para evadir control policial

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Durante el día, viajan en motocicleta vestidos con sus uniformes de mensajeros y hasta con corbata. Durante la noche, se ponen una jacket o alguna prenda de cuero para correr a toda velocidad por las calles de San José.

Estos jóvenes, que en su mayoría no suman ni 30 años, sortean carros, peatones y hasta a sus mismos compañeros en el afán de demostrar el poder de sus máquinas de trabajo de 125 centímetros cúbicos.

De 11 p. m. a 2 a. m., compiten contra otros 50 “picones” que viajan “en manada” de un punto a otro en busca del mejor sitio para dejar correr la adrenalina, lejos de los controles de la Policía de Tránsito.

No respetan la señalización ni las reglas de la carretera en sus alocados recorridos por Montes de Oca, Curridabat, Pavas, la carretera de Circunvalación y la autopista Florencio del Castillo (entre San José y Cartago).

En el mejor de los casos, llevan casco, pero no se lo amarran porque lo que les importa no es la seguridad, sino no ser identificados por las autoridades.

“Maes, aquí ya se paseó la Policía, jaleas por el parque de la Paz, ahí ni se asoman”, grita uno del grupo, luego que una patrulla llega a Hacienda Vieja, Curridabat.

Así, de boca en boca, se corre la voz de alerta entre ellos. Un par de aceleronazos de la moto y un movimiento de cabeza bastan para que se sigan unos a otros hasta el nuevo punto de reunión.

Durante sus travesías nocturnas sobre dos ruedas suelen toparse a los “picones” de automóviles, con quienes comparten algunos sitios conocidos para realizar carreras ilegales.

Una vez que se establecen en un lugar, se observan dos tipos de participantes.

Unos toman gaseosas y snacks, intercambian conocimientos sobre motores y hasta hablan de sus carreras universitarias.

Otros ingieren licor, fuman y son los que suelen iniciar riñas.

Las autoridades ya saben de su existencia, pero alegan que es poco lo que pueden hacer. “Llegamos al lugar y de inmediato se retiran para el siguiente y así sucesivamente”, dijo Diego Herrera, director interino de la Policía de Tránsito.

Herrera añadió que a estos motociclistas se les está aplicando la multa por exceso de velocidad (¢5.000) y que eso no los intimida.

Debido a lo anterior, Herrera anunció que se incorporarán radares con cámara en los operativos contra los “piques” y se incrementará el número de efectivos.

La ley de tránsito establece que los conductores se exponen a pena de cárcel, perder las placas del vehículo y su licencia si un radar del Tránsito los capta manejando a más de 150 km/h.

Cifras del Ministerio de Obras Públicas y Transportes (MOPT) indican que en los dos primeros meses de este año fallecieron 20 motociclistas por imprudencias.

Por otra parte, Herrera dijo que, noche a noche, reciben llamadas de vecinos molestos pues los jóvenes toman los frentes de sus casas para ver los “piques”.

Más motos. Alberto Antillón, presidente del Moto Club Costa Rica, comentó que en los últimos años aumentó la importación de motos de bajo costo en el país y que eso se ve reflejado en las calles.

Sin embargo, Antillón advirtió que lo recomendable es hacer piques en lugares que sean aptos para ello, no en las vías públicas.

En el Autódromo La Guácima, ubicado en Alajuela, todos los lunes abren la pista para carreras de improvisados.

Según la administración del autódromo, en verano llegan hasta 2.200 participantes, entre motos y automóviles, y en temporada de lluvias participan cerca de 800.

Los piques en motocicleta están en apogeo y parecen difíciles de controlar pues, tanto autoridades como conocedores del mundo motorizado, coinciden en que uno de sus principales estímulos es, precisamente, quebrar las reglas y la ley. Colaboró Luis Díaz, periodista.