María, José y un burro chúcaro llevan la Navidad a la capital

Dos horas de bulla y villancicos llamaron la atención de muchos transeúntes

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Entre las largas “filas de cajero”, tan típicas de un viernes de pago, y las compulsivas ganas de comprar en épocas navideñas, se abrió paso un burro chúcaro guiado por alguien con disfraz del José bíblico.

A su lado, una María sonriente y embarazada, varios pastores y pequeños ángeles con alas, corriendo y dando vueltas sin rumbo aparente por las aceras josefinas.

“Se dirigen al pesebre, van hacia el pesebre de tu corazón”, dijo y repitió una voz femenina a lo lejos. Muchos con bolsas de tiendas, y otros sin bolsa, siguieron de cerca el desfile del “pasito viviente” hasta llegar a una plaza de la Cultura repleta de melodías y villancicos.

Cinco pesebres vivientes más, cada uno con María, José, un Jesús ya nacido, cabras, ovejas y pastorcillos –cobijados por un techo de madera y hojas– decoraron ayer puntos claves de San José, desde las 11 a. m., hasta la 1 p. m.

La iniciativa surgió de la Arquidiócesis de San José (de la Iglesia católica) para marcar el inicio del Adviento; es decir, de los tiempos de preparación para la Navidad.

“Lo que pretende la Iglesia es ayudarnos a entrar en el verdadero espíritu de la Navidad; que haya paz, que en los hogares exista el amor, que en esta sociedad terminen las guerras y las luchas”, manifestó monseñor Hugo Barrantes, arzobispo de San José.

Según Barrantes, la Iglesia salió de los templos y se lanzó a las calles para incentivar a que, en lugar de “ahogarse en regalitos”, los costarricenses (tanto los creyentes como los que no lo son) recuerden el auténtico sentido navideño.

Movido. En medio de un clima frío y sin lluvia, el arzobispo desfiló junto con los personajes bíblicos mientras el burro movía la cabeza y alzaba las patas para evadir las caricias de niños curiosos.

“Aquí estamos representando a la Virgen que viene de Nazaret hacia Belén, embarazada y con la burrita, que era el vehículo de la gente pobre de esa época en el país de Oriente”, dijo Barrantes, con el fin de despejar cualquier duda.

Cientos de costarricenses y turistas extranjeros, mujeres y hombres, jóvenes y viejos, hicieron una pausa en el camino para admirar las vestimentas llamativas. Aun así, muy pocos cantaron las canciones alusivas (como Mi burrito sabanero ) que sonaron una y otra vez.

Algunos de los caminantes aprovecharon la ocasión para pagar una limpieza de zapatos, la cual incluyó un fondo de canciones navideñas muy tradicionales.

Este es el segundo año en que la Arquidiócesis de San José realiza esta actividad. Esta vez, instaló los pesebres en la Curia Metropolitana, la plaza de la Cultura, en la esquina noreste del parque Central, frente a la farmacia Fischel, en la avenida central, y uno más cerca del quiosco de cajeros automáticos del Banco Nacional.