Para Karla Hidalgo, vecina de Flores de Palermo en Pococí, Limón, los problemas eléctricos son una pesadilla desde julio, cuando se pasó a vivir ahí con sus dos hijos pequeños.
El segundo día en su casa, se le quemó el televisor, la refrigeradora y una grabadora cuando prendió la luz del baño. Luego, mientras cocinaba el almuerzo, el interruptor principal prendió fuego.
Pese a que la empresa constructora prometió reparar el problema nunca lo hizo y ella tuvo que pagar a un electricista para que lo arreglara.