Juan Pablo II, Juan XXIII, la tica del milagro... Para todos hubo aplausos en la vigilia del Nacional

Transmisión en vivo de la canonización desató emociones entre fieles costarricenses

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Al amanecer del jueves, María Brenes salió de su casa en una lancha que debía cruzar ríos entre las barras del Colorado y Tortuguero.

Con su familia, esta mujer descansó el viernes en Guápiles, un justo respiro, porque el sábado subió al primer bus que se dirigía hacia San José para gritar "¡santo, santo, santo! ¡Juan Pablo II es santo!".

Su emoción fue la misma de miles de devotos, quienes rompieron en aplausos cuando el papa Francisco inscribió a los beatos Juan Pablo II y Juan XXIII en el libro de los santos de la Iglesia católica.

---

Tras varias horas de cantos y una misa, las pantallas del Estadio Nacional mostraron la transmisión de la canonización dirigida por el papa Francisco, en la plaza de San Pedro, en el Vaticano.

"Todo este viaje valió la pena, un hombre tan sabio, milagroso, todo un ejemplo", contó Brenes con una sonrisa, acompañada de una hermana y otros familiares.

Desde las 2 a. m. de hoy, sábado, miles de fieles costarricenses siguieron con atención la ceremonia de canonización y la misa dominical presidida por el papa Francisco.

Los aplausos resonaron en el Estadio Nacional cuando los beatos Juan Pablo II y Juan XXIII fueron declarados santos.

El festejo fue mayor cuando apareció la tica del milagro, Floribeth Mora, portando una reliquia del nuevo santo Juan Pablo II.

Dos horas después, a las 4 a. m., concluía la transmisión de la misa desde el Vaticano y se anunciaba una hora santa en el Estadio Nacional.

En algunos sectores, comenzaron a salir fieles de las gradería pese a la música y bailes de alabanza de conocidos grupos católicos.

Entre ellos, no iba María Brenes quien, con 67 años encima, sentía más energía que nunca para quedarse hasta las 6 a. m., dar gracias a Jesús por la vigilia, y salir con rumbo a su casa entre las barras del Colorado y Tortuguero.