Internos hacen en CCSS desde guardias hasta mandados

Estudiantes piden a la Caja apreciar su ayuda antes de cobrar por campos

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Desde realizar guardias y asistencias en cirugías, hasta cumplir funciones de “mensajero” o mandados para comprar refrescos y comida, son parte de las labores que los internos universitarios cumplen en las clínicas y hospitales de la CCSS.

Se trata de 660 estudiantes de último año de Medicina, Farmacia y Microbiología que figuran en el medio del pulso que libran las casas de enseñanza y la Caja por el cobro de los campos clínicos que estos jóvenes ocupan en los centros públicos de salud.

Un fallo de un Tribunal Contencioso Administrativo ordenó a la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) cobrarle a las universidades por estos cupos y la entidad estableció un monto, por cada uno, que va de ¢400.000 y ¢1.200.000 por mes.

Las labores de los internos están delimitadas en el artículo 37 del Reglamento General de Hospitales Nacionales, el cual establece, entre otras cosas, que estos no pueden atender pacientes por sí solos, pero tampoco dice nada sobre hacer favores,

Por eso, los internos piden que, en vez de cobrarles por los cupos, se les reconozcan sus servicios y las sobrecargas laborales a las que son sometidos.

Así lo han solicitado algunos en las redes sociales y otros que fueron consultados por este diario en la última semana, pero que solicitaron el anonimato por temor a represalias.

Los internos rescatan el aprendizaje que obtienen durante este período de práctica, pero también critican los excesos.

Entre sus principales quejas figuran las guardias sin descanso, la imposibilidad de tomar tiempos para su alimentación y hasta tener que asumir funciones que no les corresponden

“La Caja se aprovecha de una mano de obra barata –solo 350 de los 660 internos reciben beca de ¢250.000 por mes–, pero con más de cinco años de estudio”, dice Miguel, uno de los internos que pasará todo el 2012 en esa condición.

Karla, otra de las estudiantes de Medicina, amplía las críticas: “A los mismos doctores se les olvida que somos jóvenes de 23 y 24 años, en promedio, que tenemos las mismas edades de sus hijos, y nos gritan y nos tratan mal.

“Pero así es la vida, y esa es la parte triste del internado, cuando lo tratan a uno mal, aguantarse gente que humilla y a la CCSS cobrándonos por trabajar, como sino nos ocuparan”, se quejó.

Ariel, un médico que apenas en diciembre dejó de ser interno, también dio su criterio: “Fue una experiencia de mucho trabajo, lo cual uno sabe que así es. El sistema (de salud) está sobrecargado y queda muy poco tiempo para la enseñanza; siento que al internado se le podría sacar más provecho”.

¿Cierto o no? Lo descrito por los internos no son historias que las autoridades no conozcan.

Pablo Guzmán, rector de la Universidad de las Ciencias Médicas (Ucimed), sabe de las quejas, pero señala que dentro de los hospitales “la Caja es la que pone las reglas”.

El gerente médico de la CCSS, Zeirith Rojas, repudió que situaciones de humillación o que se asignen labores ajenas al internado “es penoso” para la entidad. En ese sentido, insiste en que los estudiantes hagan las denuncias.

En la misma línea opina Carlos Abarca, director jurídico de la Unión Médica Nacional (UMN), quien afirma que su organización ha pedido a los médicos titulados respetar a sus futuros colegas.

Sobre el exceso de trabajo, Abarca dice: “¿Hasta dónde un interno deja de ser estudiante para convertirse en trabajador? Podemos estar en un fenómeno de que sí hay cargas laborales excesivas”.