El Instituto Costarricense de Investigación y Enseñanza en Nutrición y Salud (Inciensa), brazo científico del Ministerio de Salud, elabora un informe sobre mortalidad por cirugía cardíaca en el Hospital Nacional de Niños (HNN).
De hecho, ya existe un informe preliminar, que se está revalidando con métodos científicos rigurosos.
Este documento es del conocimiento de las autoridades del hospital, de los médicos de la Unidad de Cuidados Intensivos y de la saliente viceministra de Salud, Ana Morice.
Aunque La Nación tiene una copia no oficial del informe, la investigadora principal del estudio, Adriana Benavides Lara, del Centro de Registro de Enfermedades Congénitas (CREC) –que está dentro del Inciensa–, desautorizó “rotundamente la divulgación de los resultados” a este diario, por cuanto la pesquisa aún no ha finalizado.
La prohibición llegó por medio de un correo electrónico enviado poco después de finalizada una reunión entre periodistas de La Nación con jerarcas del HNN, donde se pretendía analizar los primeros datos del Inciensa.
En dicha cita, el director Rodolfo Hernández restó crédito a las indagaciones del Inciensa –pese a que no conocía los datos en ese momento– y aseguró que el análisis se había hecho con datos generales del Instituto Nacional de Estadística y Censos.
No obstante, Claudio Solís Palma, jefe del Departamento de Registros Médicos y Estadística del HNN, aclaró que él había facilitado la base de datos del hospital al Inciensa, sobre la cual Benavides realiza su estudio.
Datos en estudio. En su mensaje, Benavides indica que al tratarse de datos preliminares, estos aún no adquieren carácter de oficiales. Para hablar específicamente del informe, ella remitió cualquier pregunta a Morice.
Consultada sobre el particular, Morice señaló que antes de su divulgación, el informe debe ser aprobado por un Comité Ético de Investigación para asegurar que la metodología esté acorde con los objetivos planteados.
Sin embargo, la exviceministra adelantó que el Inciensa analiza cómo se puede reducir la mortalidad infantil total del país, que está situada en nueve decesos por cada 1.000 nacidos. La meta es bajar a siete por cada 1.000.
“De esa cifra de nueve, las malformaciones congénitas significan la tercera parte y, dentro de esta última, las cardiopatías congénitas son la primera causa de muerte”, explicó Morice.
Sobre las cifras de mortalidad por cirugía cardíaca en el HNN, Morice solo señaló: “es cierto, tenemos una mortalidad quirúrgica alta comparada con otros hospitales como los que quisiéramos ser”.
Agregó que también se evalúa el período que transcurre entre el nacimiento y el diagnóstico de enfermedad cardíaca. “Andamos alrededor de los ocho meses después del nacimiento, lo cual también hay que mejorar”, señaló.
La mortalidad de los niños con cardiopatía congénita también inquieta a Benavides, según lo manifestó en el mensaje que cierra un intercambio de correos electrónicos entre funcionarios del HNN, del Inciensa, del Ministerio de Salud y dos periodistas de este diario.
“Es claro que nadie está satisfecho con los resultados que en tema de mortalidad y sobrevida están presentando los niños que nacen con cardiopatías congénitas”, señala Benavides en el mensaje del que eliminó de la lista de remitentes a uno de los periodistas de La Nación, pero mantuvo a otro.
Benavides hace un llamado a “reconocer nuestras debilidades” y a ver la investigación en curso como “una herramienta de calidad” y no como una para “atacarnos y/o (sic) ponernos a la defensiva”.