Fiesta en Pedregal mezcla toros y ‘pollos’ en el ruedo

Diez golpes leves entretuvieron a unos 2.000 espectadores en ‘show’ de la tarde

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Los de naranja son “los pollos” y su espera en la parte oculta del redondel no parecía ser tensa, a pesar de lo que podría doler la cornada de un toro y aunque ellos fueran eso: los novatos.

Ellos eran una buena parte de los 100 toreros improvisados – de entre 18 y 60 años– que esperaban desde las 10 a. m. tirados en tierra, bajo un toldo, con su póliza firmada y sin zapatos.

No tenían clara su hora de ingreso a la arena caliente. Algunos decían que era a las 2 p. m., otros a las 3 p. m. o 4 p. m. En todo caso, las puertas se cerraron a las 2: 11 p. m. y ya no fueron capaces de darle largas al asunto.

En medio de la espera, poco antes del trompetazo de inicio de la corrida, pasó entre “los pollos” una camilla con médicos cargando a un desmayado, quien habría sido uno más de los 2.000 espectadores ayer en la plaza de toros de Pedregal.

En cuestión de tres horas, los asistentes fueron entretenidos por los toros de la ganadería Tres Equis; hubo 10 golpes leves, sin levantines. Un muchacho de Liberia, Henry Díaz (apodado Flecha) debió ser trasladado a la clínica, pero salió sin mayores complicaciones de salud.

Los improvisados de camisa verde son quienes, en caso de que “los pollos” corran grave peligro, y sin importar las consecuencias, deben hacerle frente al animal. Este es el rango más alto, contaron algunos bajo el toldo.

No son pocos los toreros que han quedado inconscientes por meses. Uno de ellos es Jeffry Benavides, de 29 años, quien “vive” en el redondel desde sus 17 y se mudó de Zapote a Pedregal, en Belén, por mera fidelidad a su jefe. Ahora, dijo, está feliz pues ahí lo “chinean más”, le dan comida y transporte gratis.

El 25 de diciembre – en el primer día de las corridas en Pedregal– fueron ocho las víctimas de levantines; dos de ellos quedaron graves, pero ya están estables.

Pasó de todo. Al ruedo de ayer entró el toro Siquirreño, de 450 kilos, el Turrialbeño, de 420, y mientras tanto una voz en parlantes repetía, dejando claro lo bravo y celoso de ese ganado: “Le muestra su cuerpo, lo reta, lo incita”.

El toro Chocolate, mucho más pesado que todos los anteriores, se negó a ser montado y se hizo de rogar entre silbidos, bien echado en la manga. El despertarlo implicó apenas un par de segundos de gloria para el primer montador de la tarde, Bismark Antola.

Luego una vaca se saltó la barrera e ingresó al ruedo el grupo de ocho “toreros fantásticos”, todos cartagineses, entre ellos Wolverine (de Hombres X), Flash, Mario Bros y el Capitán América. Desde hace seis años– pero en las fiestas de Zapote– este grupo se dedica a los saltos y recortes.

Disfrazado de Wolverine, Arnaldo Marín, de 28 años, comentó que disfrutó del ambiente; que los toros y la arena le regalaron al público un espectáculo perfecto.

Aislado. En la tarde, fuera del redondel, a aquel centro de eventos con área para niños, circo, bares y puestos de comida no llegó casi nadie. Con costos se percibió el olor a fritura o carne en cocción.

Un duelo de bandas sonó y unos porristas hicieron su show ante muy escasos espectadores.

Durante la tarde había espacio de sobra en el estacionamiento (con cupo para 3.000 vehículos) y asistentes como Joselyn Mora, de Aserrí, soportó apenas una hora en aquel “solitario evento”.

A pesar de ello, quienes están a cargo de la actividad se manifestaron contentos. El organizador, Roberto Camacho, aclaró que ni siquiera pensó en competencias.

“El éxito de estas corridas es fruto de la experiencia. Lo que pasa en Zapote ni nos interesa. Las corridas han sido un llenazo y estamos contentos con los resultados”, manifestó anoche.

Con Camacho coincidió Álvaro Zamora, animador y comentarista de la plaza taurina. Según dijo, las ganaderías presentes (Tres Equis, Beto León y Chinchilla) son garantía de éxito, desde hace décadas, en cualquier sitio.

“Las corridas de hoy (ayer) fueron un éxito, pero el 25 de diciembre de verdad que hicimos historia. Eran las primeras corridas aquí y tuvimos un llenazo a reventar. Llenaron las graderías las 2.500 personas”, apuntó.