Falta de agua agrava angustia a paciente con dolencia renal

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Todos los días, doña Carmen González realiza hasta cuatro diálisis a su esposo Eligio Mora, quien tiene dañados sus riñones.

El proceso para limpiar la sangre a su marido se hace en una habitación, en donde el agua es vital para mantenerla estéril y para lavarse las manos periódicamente, tal y como lo exigen los médicos.

La escasez del líquido que sufre Paraíso de Cartago, desde hace varios meses, ha incrementado significativamente la angustia por la enfermedad que afronta este matrimonio.

“A veces, no hay ni para llenar ni un litro de agua. El médico nos pide a mí y a Carmen lavarnos las manos a cada rato, que el agua esté sin contaminar. Es muy complicado si hay que guardarla en una tina. Todo este cuarto tiene que estar limpísimo. Imagínese qué difícil”, cuenta don Eligio.

Ellos son parte de los 30.000 paraiseños que sufren por los recortes de agua. En su cantón, justamente, está el acueducto Orosi, fundamental para que el AyA abastezca al casco capitalino.

“Nos están dejando secos, como si nosotros, los paraiseños no valiéramos nada”, reprocha don Eligio.

Orosi produce 2.500 litros de agua por segundo. De ellos, Acueductos y Alcantarillados otorga 50 para que la Municipalidad de Paraíso los distribuya en el sistema de la comunidad.

Eduardo Lezama, subgerente del AyA, aseguró que la institución no puede concederle más agua a ese cantón, porque afectaría el suministro de los abonados del acueducto metropolitano.

Sin embargo, en San José, el agua también es insuficiente ante la creciente demanda. Los racionamientos han afectado a más de 118.000 personas.

La situación se ha agravado por los efectos del cambio climático y las sequías, que merman severamente los caudales de agua, como también ha ocurrido en Heredia, donde 25.000 de sus pobladores han afrontado las consecuencias.

La solución que vislumbra el AyA es duplicar el caudal del acueducto de Orosi, pero esto no será viable antes del 2020. Colaboró: Luis Navarro