Carlos Acosta guardó silencio 86 días y ayer habló.
El exdirector del Consejo Nacional de Vialidad (Conavi) señaló al exministro de Obras Públicas y Transportes, Francisco Jiménez, como el responsable de escoger el sistema de contratación de las empresas que construyeron la trocha.
También insistió en que fue Manuel Serrano, director regional del Conavi (en la zona del Caribe) y encargado de las obras de la trocha, quien contrató a las firmas, certificó el trabajo realizado, el tiempo laborado y “la magnitud de los pagos correspondientes”.
Por último, aseguró que fue la Comisión Nacional de Emergencias (CNE) la que ideó que el dinero para financiar las obras se transfiriera a una cuenta del Conavi a título de “donación”.
Acosta les habló dos horas a los diputados de la comisión que investiga supuestas irregularidades en la construcción de la trocha fronteriza con Nicaragua. Leyó un escrito de 28 páginas y nunca volvió a ver a las cámaras, o a la prensa. Al final, se defendió de toda culpa.
“Termino reiterándoles que no hice nombramientos de funcionarios que hayan actuado en el sitio, ni hice las escogencias de las personas físicas o empresas que actuaron en los lugares. Tampoco percibí ningún beneficio adicional que no fuese mi salario, y los bienes que poseo los he obtenido a través de una vida de trabajo, austeridad y ahorro; todo, con anterioridad a mi ingreso al Conavi”, dijo.
Sacudida. En el caso del exministro de Transportes, Acosta aseguró que fue Jiménez quien escogió el sistema de contratación de las empresas de maquinaria, “acorde con el reglamento correspondiente, partiendo de las tarifas oficiales decretadas por la institución y avaladas por la Contraloría”.
Su señalamiento ocurre a una semana de que Jiménez también comparezca ante la comisión legislativa.
Manuel Serrano, por su parte, es uno de los funcionarios del Conavi separados del cargo mientras avanzan las investigaciones del Ministerio Público. Su casa fue allanada el 14 de mayo pasado, al igual que la de Carlos Acosta, en Esparza.
Acosta reconoció que el Conavi envió maquinaria a la zona de la trocha desde diciembre del 2010, cuando no existía un decreto de emergencia (por la invasión nicaraguense) que respaldara el giro de dinero.
También aceptó que él firmó los cheques de las constructoras, pero que era otro (Serrano) quien debía verificar la calidad de las obras y el monto correspondiente.
“Dios sabe que no realicé ningún acto indebido que pueda avergonzarme o avergonzar a mi familia”, concluyó Acosta.