Jóvenes representantes de pueblos indígenas participan en una copa de futbol, al tiempo que discuten con las altas autoridades del MEP el futuro de su educación.
A finales de febrero, Gregory Vega, joven indígena de la comunidad de Térraba, entró a la cancha de fútbol de Cabagra, en Buenos Aires.
Defensa central, el joven de 17 años participó en el primero de tres encuentros de jóvenes durante la primera fase de la Copa Nacional Indígena por la Educación 2013.
Tres meses después, en mayo, él era uno de 80 representantes de los territorios indígenas que dialogaba con el Ministerio de Educación Pública (MEP) para abordar los problemas de la formación académica en sus territorios.
En la cita, a la que acudieron el ministro del MEP, Leonardo Garnier, el viceministro Mario Mora y jóvenes de 15 comunidades indígenas del país, se vio la necesidad de replantear la educación formal en estas zonas, a fin de que no reproduzca lo que se imparte en el resto de país, sino que sea pensada para estos pueblos.
Los jóvenes señalaron que necesitan mejoras en la infraestructura, reformular el enfoque currícular en sus colegios y capacitar a los profesores no indígenas para que comprendan a sus alumnos.
“La infraestructura es un tema clave para nosotros. En el caso de Térraba, recibimos clases en galerones”, explicó Vega, quien cursa cuarto año de colegio.
Las autoridades del Ministerio de Educación Educación y los jóvenes acordaron reunirse cada dos meses y afinar una propuesta de educación, en la cual se contemplen las necesidades culturales de estas comunidades.
Goles y libros. La organización Seprojoven comenzó en 2011 un proyecto que reunía a jóvenes de ocho comunidades indígenas en encuentros de fútbol, actividad que además promovía el intercambio cultural entre los territorios.
En ese momento la llamaron Copa Nacional Indígena de Fútbol, pero cuando empezó la planificación de este año, los delegados de cada comunidad eligieron posicionar el tema de educación como eje de la Copa. Por eso el nombre actual.
“Como ya cumplimos tres años, los líderes indígenas dijeron: ‘Pongamos un tema fuerte para que los jóvenes jueguen fútbol y puedan hacer una propuesta’”, explicó Roy Arias, director de Seprojoven.
Este año, la organización de la Copa se delegó por entero a las comunidades, mientras que Seprojoven solo canalizó recursos hacia ellos. Una primera prueba se realizó en noviembre pasado con la Copa Indígena del Sur, que reunió en Boruca y Rey Curré a representantes de 15 territorios.
La final de la Copa tomará un fin de semana de actividades en La Sabana y terminará en el Estadio Ricardo Saprissa, en Tibás, el 5 de julio próximo con la participación de más de 600 jóvenes de 16 comunidades indígenas.