Desamparadeño lucha contra la obesidad y la desidia del Estado

Estaba listo para operar en diciembre, pero falta de insumos impidió intervención

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Rafael Marín Chávez permaneció inmóvil sobre la camilla de ambulancia, en la entrada del Hospital San Juan de Dios. Ahí se quedó muy quieto por miedo a que la delgada estructura de aluminio no soportara sus casi 400 libras.

Estuvo en solitario por más de 15 minutos, hasta que por un pasillo apareció su esposa, María Elena Méndez, junto con dos cruzrrojistas que traían la otra camilla para llevarlo a la cita programada para aquel martes 17 de agosto.

Antes, nadie del centro médico se acercó , pese a que a don Rafael se le complicaba respirar por estar desconectado de la máquina de oxígeno, de la que depende.

Fue hasta que perdió el sentido, que enfermeras y médicos lo auxiliaron.

“Así como cada día tengo que luchar contra la obesidad, también debo hacerlo contra el sistema (de Salud) y el Estado”, expresó Marín, de 49 años y quien 15 años atrás recorría el país como agente de ventas. Eso fue antes de que la obesidad casi detuviera su vida.

Este vecino de Calle Fallas de Desamparados, en San José, es parte del 5% de costarricenses que sufren obesidad mórbida, según estimaciones de la Asociación Costarricense para el Estudio de la Obesidad (ACEO).

Su padecimiento lo hizo candidato, a finales del 2009 , para un baipás gástrico, pero, según él, la operación no se realizó por falta de presupuesto en el Hospital San Juan de Dios .

La cirujana Marlen Vega, quien lo atendió en esa última cita, no se refirió a las causas de la suspensión del procedimiento. Sin embargo, confirmó el faltante de grapas médicas que tiene en espera a 468 personas con obesidad mórbida.

La cirugía bariátrica consiste en hacer más ‘pequeño’ el estómago para disminuir la ingesta de alimentos y, por consiguiente, combatir la obesidad.

Producto de esta enfermedad Marín sufre otros males como hernia, retención de líquidos y el Síndrome de Pickwick, que es uno de los problemas más serios al impedir a los pulmones expandirse.

Consultado sobre esta última dolencia, el endocrinólogo José Guillermo Jiménez aseguró que, por sus posibles consecuencias, es un factor para apurar una cirugía bariátrica.

Rechazos. Sin embargo, Marín además de su peso lleva encima la falta de respuestas del Estado.

En el 2007, cuando casi pesaba 500 libras, intentó tramitar ante la CCSS una pensión por invalidez, pues estaba confinado a su cama.

“La muchacha que me atendió no me quiso dar el formulario. Le pregunté por qué, y dijo: ‘va a ver que en un año adelgaza’”. “Ya pasaron tres y vea...”, recriminó Marín.

Datos de la Dirección de Invalidez de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) revelan que 1.563 obesos mórbidos reciben pensión por incapacidad física.

Ahora, como si no fuera suficiente, Marín quedó fuera de la lista de espera del baipás gástrico.

La cirujana le explicó que primero deberá ser “estabilizado”, es decir, volver a someterse a exámenes para determinar su condición.

Sin buenas noticias, Marín volvió ese martes a su cuarto, de donde solo ha salido siete veces en el último año para citas médicas.

La familia, entretanto, hace frente a las congojas y cuidan con esmero al padre que añora los días en que usaba pantalones talla 30.