¿Cuáles son las razones para que aumenten los conflictos por el recurso hídrico?
“Primero, hay que entender que existen tres tipos de escasez de agua: la escasez por disponibilidad de fuentes, la escasez por calidad del agua y la escasez económica que se refiere a que se carece de un acueducto para llevar agua a las viviendas. Otro aspecto tiene que ver con los usos del agua: para consumo humano, para la agricultura, la recreación, el riego, la industria, el turismo, etc. A veces se cometen equivocaciones. Ves un conflicto entre una comunidad que tiene escasez y otra a la cual le sobra, pero no se le puede dar el agua porque la segunda comunidad se opone. Eso es una equivocación y falta de solidaridad porque ahí lo importante es que el agua es de todos y lo que hay que hacer es distribuirla bien. También hay momentos en que los operadores que administramos el agua no empoderamos a las comunidades o las empoderamos equívocamente. Por ejemplo, los acueductos comunales: no los capacitamos y por eso tienden a equivocarse.
¿Influye que sigamos sin aprobar una ley de aguas moderna?
La ausencia de una ley de aguas actualizada nos impide ordenar el recurso hídrico. En esto hay muchos egoísmos. Egoísmo del sector agropecuario con el industrial, egoísmo en el sector de agua para consumo humano y saneamiento con otros sectores. Hay que entender que el uso prioritario del agua es para consumo humano, y a veces se tiende a dejar de lado por otros usos.
”Eso es por politiquería y por hipocresía, porque de la boca para afuera dicen que sí van a aprobar la ley, pero de la boca para adentro, todo el mundo jala para su lado. He visto a personas que usan el agua con un fin politiquero y un trampolín político”.
Los datos del Estado de la Nación revelan que los principales actores de estas contiendas son los vecinos de las comunidades.
La gente tiene ahora más conciencia de la importancia del agua; sabe que es un bien público y pertenece a todos los costarricenses. Eso es bueno.
”Hemos creado instrumentos para que las comunidades se empoderen y reclamen. Dos ejemplos son el Programa Bandera Azul Ecológica y el Programa Sello de Calidad Sanitaria. La gente sabe entonces cuál es la calidad de su agua y reclama por su calidad.
”Además, hay más legislación para poder apelar y que les resuelvan el problema, como la Defensoría de los Habitantes y la Sala IV. Una virtud de este país es que desde hace tiempo tenemos la cultura de organización civil; la gente se organiza y participa mucho más”.