Faltaba un kilómetro para que el tren llegara a la estación de San Rafael de Alajuela y ya el maquinista usaba la pitoreta para avisar a quienes estaban adelante que debían comenzar la celebración al ritmo de marimbas y guitarras.
Y así sucedió: conforme la locomotora llegaba al punto de reunión, decenas se apartaban de la vía y dirigían sus miradas a un vagón en especial.
Se trataba de uno que traía una imagen de gran tamaño del Sagrado Corazón de Jesús, patrono de los ferrocarrileros.
El vagón solo tenía piso, lo que permitió que los ferrocarrileros adornaran con arreglos florales el espacio que se le hizo a su patrón religioso.
Luego de la llegada del Corazón de Jesús, los feligreses se trasladaron a la iglesia de San Rafael, en donde se celebró la misa y hubo ventas de comidas.
El festejo fue para los vecinos y trabajadores del Instituto Costarricense de Ferrocarriles (Incofer), quienes acompañaron la imagen de Jesús a lo largo de un recorrido que visitó también las provincias de Heredia y San José.
Tradición. Cada año, los empleados ferroviarios celebran el día del Sagrado Corazón de Jesús.
En años anteriores, cuando el tren llegaba a otras provincias y cantones, la celebración era más notoria.
Incluso, hay registros de que la imagen de Jesús viajaba en tren hasta Puntarenas, pero eso fue cambiando conforme el tren fue perdiendo terreno.
En 1998, por ejemplo, la celebración no llegó más allá de Orotina, en Alajuela.
La del 2010, por su parte, fue una de las festividades más grandes al patrono de los ferrocarrileros, pues pues coincidió con los 100 años de la vía al Pacífico.
Entonces, la imagen del Corazón de Jesús no viajó en un vagón, sino al frente de la locomotora, aunque el resto de vagones fueron usados por decenas de devotos.