CCSS halla alteración en folios de compras de medicamentos

Registro se varió para justificar como urgentes las compras directas

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La CCSS halló alteraciones recientes de documentos vitales en al menos dos expedientes de compras urgentes de medicamentos que la institución realizó en noviembre y enero pasados, las cuales están en investigación.

Los folios modificados se conocen como de “Decisión inicial administrativa”.

En esas hojas el Área de Adquisiciones de Bienes y Servicios de la CCSS indica cuál es el medicamento que urge requerir, su precio y el procedimiento que regirá para la compra.

La Auditoría Interna de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) confirmó ayer que hubo variaciones en al menos dos folios para justificar compras directas como urgentes, así como los precios de cada una de ellas.

La ratificación de las modificaciones se dio después de que La Nación aportó a la Caja una copia del folio original y otra del alterado.

La certificación de los folios la hacía Ileana Badilla Chaves, jefa de Adquisiciones, oficina de la Gerencia de Logística.

Ayer –informaron los auditores– Badilla aceptó que cambió los folios, pero que lo hizo “para ajustar las compras a derecho”.

Este diario intentó contactar a Badilla en las oficinas de la Caja, pero no quiso ser entrevistada. Solicitó que le hicieran las consultas por correo electrónico.

Comparaciones. Uno de los folios alterados tiene que ver con la adquisición de darunavir, un fármaco para tratar el VIH/sida, y cuya compra se hizo en enero por un monto de ¢41,5 millones.

En el folio original de la adquisición se indica que el darunavir se obtendría como una “compra directa”, pero en el documento alterado –y que ahora es el que aparece como original en el expediente– se cambió a “compra urgente”.

La diferencia entre una compra directa y una urgente es que esta última no necesariamente debe ser aprobada por la Contraloría General de la República, ni se exige estudio de razonabilidad de precios.

Otro detalle es que en el folio modificado no aparece la indicación de quién confeccionó el documento, mientras que en el auténtico sí se indica que lo elaboró Argentina Araya Jara.

La Auditoría entrevistó a Araya y esta aseveró –según los auditores– que Badilla le solicitó, recientemente, hacer un nuevo folio de “Decisión inicial administrativa”, pero la funcionaria se negó.

La otra compra con alteraciones similares, incluida la omisión de quién elaboró el folio, fue para adquirir lidocaína, un analgésico local (¢6,7 millones).

En este caso, se varió el tipo de compra: esta se amparó en el artículo 20, aunque inicialmente se justificó con base en el 39 del reglamento de la ley de adquisición de fármacos de la Caja.

El artículo 39 de esa normativa –que ya está está derogada, por lo cual rige la anterior– establecía sanciones a los funcionarios responsables de la “mala planificación” que cause el desabastecimiento de un fármaco.

La Auditoría cree que la alteración de los folios se consumó el sábado 3 de setiembre, pues ese día, no laboral, 11 funcionarios de la Dirección de Aprovisionamiento de Bienes y Servicios estuvieron en el piso 11 de la Caja.

Los ingresos a Logística comenzaron a las 5:50 a. m. (con la funcionaria Elena Brenes Camacho, del subárea de Carteles), mientras que la última en salir fue Ileana Badilla, a las 6:45 p. m., según registros a los que La Nación tuvo acceso.

Las entradas a la Caja se dieron un día después de que este diario realizó las entrevistas finales a los encargados de adquisiciones, incluido el gerente Ubaldo Carrillo, por supuestas anomalías en compras de medicamentos. Dicha investigación comenzó a publicarse solo dos días después, el lunes 5 de setiembre.

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