Cafetaleros pegaron el gordo en Dota

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Campesinos y cafetaleros del cantón de Dota se repartieron casi ¢1.000 millones del gordo de la lotería. La suerte salió de las manos de un solo vendedor: Norman Fallas Agüero.

De hablar sencillo, piel rosada y visiblemente feliz, Fallas confirmó que él vendió un entero completo (40 fracciones) en las calles de Santa María de Dota.

“Eso está dividido, creo que lo tienen entre 10 y 12 personas”, afirmó este chancero, quien prefirió reservarse el nombre de todos los afortunados.

“Somos de una zona netamente cafetalera, somos gente campesina, cafetaleros, gente muy humilde, muy sencilla. Ellos son mis clientes durante el año, en las buenas y en las malas”, declaró a las 10:30 a. m. en las afueras de la Junta de Protección Social.

De entre los ganadores, Fallas asegura que uno de ellos tiene ocho fracciones del 41 con la serie 744. Eso lo hace acreedor de ¢200 millones.

El resto tiene entre una y dos fracciones (¢25 millones a ¢50 millones cada uno), dijo Fallas.

Uno de los casos más particulares de la venta de este entero en Dota fue el de una clienta de edad avanzada que le regaló cuatro “piñitas de tamales”.

Segú n relató el chancero, la señora llegó, le regaló los tamales y le pidió unos pedacitos del 39, pero él, como cortesía, también le regaló dos fracciones del 41, el premio mayor.

Se los dobló y se los echó en una bolsa y le dijo: “Tome, y aquí le dejó a usted el Niñito”.

Con este sencillo gesto, el chancero le regaló ¢50 millones a la señora, la mejor paga por cuatro piñitas de tamales.

Solamente dos de las fracciones del 41 se fueron para San José, pues, según comentó Fallas, se las vendió a un visitante que llegó a Dota a disfrutar de una carrera de atletismo.

Se podría decir que la visita de Fallas a la Junta fue el hecho más relevante de la primera jordada de cambio de premios.

Pocos ganadores se asoman. Ayer, al cierre de oficinas, en la Junta solo se habían cambiado dos fracciones del premio mayor.

Un pedacito quedó en manos de un vecino de Alajuelita y el otro era de un lugareño de Río Frío, aunque no se especificó si de Heredia o de Limón.

Mientras, en las sucursales del Banco de Costa Rica (BCR) ya se habían canjeado ocho fracciones del premio mayor: dos en San Rafael de Escazú y seis más en La Florida, de Tibás, para un total de ¢200 millones.

También se cambiaron dos enteros del segundo premio en importancia, el 43, con la serie 640. En total, ¢100 millones para vecinos de Escazú.

Y, por último, se depositaron 23 fracciones del tercer premio, el 29, con la 422, para ¢17.250.000.

Estos últimos son de Coronado, Paseo Colón, El Carmen de San José y el sector del Parque Industrial Zeta, en Cartago.