En julio se proyectaba un déficit de ¢37.000 millones para el 2012. ¿Qué cambió desde ese entonces?
Teníamos una asignación inicial en tiempo extraordinario que hemos ido mejorando. A muchos el presupuesto les llegó a julio y, desde ese momento, les hemos ido selectivamente impulsando traslados adicionales. Los ¢25.000 millones aprobados por la Contraloría son, precisamente, para cerrar esa brecha.
¿Cómo se cubrió el resto de la diferencia?
En julio habíamos transferido otros ¢10.000 millones para cubrir esa diferencia.
¿De dónde provinieron esos recursos?
Los financiamos con recursos propios. Conforme avanza el presupuesto, se pueden ir tomando remanentes de partidas que no se gastaron en la proporción prevista. En este año fue importante que el aumento salarial fuera de ¢5.000.
¿En qué ámbitos puede seguir actuando la institución para reducir los gastos?
Todavía hay mucho que hacer. Algunos hospitales han actuado muy tímidamente. Todavía falta que se diseñen más turnos en lugares de guardias médicas; que se distribuya mejor el personal; que se definan mejor las actividades para evitar pagar tanto tiempo extraordinario corriente.