Arias se despidió anoche con una estrofa de Jorge Debravo

Mandatario saliente ofreció cena a invitados oficiales al traspaso de poderes

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“Hoy llego al final de mi carrera política, y desde los farallones del tiempo, les digo que soy un viajero profundamente satisfecho”.

Con esa y otras frases, el hasta hoy presidente de la República, Óscar Arias Sánchez, puso un punto final a una carrera política de 40 años.

Su último discurso como mandatario lo dio ante 140 invitados a la cena de despedida con las delegaciones oficiales que hoy participarán en la ceremonia del traspaso de poderes.

Al acto fue en el Teatro Nacional y comenzó a las 8:55 p. m., con un atraso de 40 minutos debido a la tardanza del presidente de México, Felipe Calderón, y su esposa.

Al contrario de los discursos de los últimos días, Arias pronunció un mensaje breve y más emotivo que político.

Sin embargo, destacó, una vez más, que su principal logro durante su segundo mandato fue devolverle la confianza a Costa Rica. “Un país que había perdido el rumbo y la fe volvió a imaginar y creer”, dijo el Presidente saliente.

Con nostalgia, Arias recordó vivencias durante los recorridos que hizo por el país, los cuales ubicó entre sus mejores recuerdos.

“Respiro hondo y percibo el aroma de café que me hicieron en cientos de casas humildes, el de las flores que me dieron en las giras, del aire fresco que respiré en los bosques y los volcanes, en las playas y en los pueblos rurales”, expresó ante sus invitados.

Entre los asistentes al banquete estaban algunos de sus ministros, como Janina del Vecchio (Seguridad), Mayi Antillón (Comunicación), Marco Vinicio Ruiz (Comercio Exterior) y, por supuesto, su hermano y mano derecha, Rodrigo Arias (Presidencia).

Otros asistentes fueron familiares y amigos del gobernante, además de su novia, Suzanne Fischel, y la exministra de Transportes, Karla González.

Acto cultural. La cena se inició con la entonación del Himno Nacional, y contó con un acto cultural a cargo de la orquesta Manuel María Gutiérrez, junto con los coros de San Ramón y Aguas Zarcas de San Carlos, todos parte del Sistema Nacional de Educación Musical (Sinem).

Luego, los invitados disfrutaron de la participación del joven pianista Pablo Esquivel, quien interpretó piezas de Frederic Chopin y Sergei Rachmaninov.

Mientras eso sucedía, a una cuadra del Teatro Nacional, sobre el bulevar de la avenida central, unos 30 estudiantes de las universidades públicas gritaban consignas contra el proyecto minero de Crucitas, al que Arias declaró de interés público en octubre del 2008.

“Estamos aprovechando que están medios internacionales y todos los amigos de Óscar Arias”, dijo Álvaro Rodríguez, uno de los manifestantes.

Al tiempo que varios se manifestaban, Arias afirmaba, a lo interno del Teatro, que se va “feliz, orgulloso y agradecido” con el pueblo de Costa Rica.

“A los jefes de Estado y de Gobierno que hoy (ayer) nos acompañan, les deseo la felicidad que hoy me embarga”, dijo.

Muy a su estilo, Arias concluyó su discurso con una frase del poeta costarricense Jorge Debravo: “No hay terrenos resquemores debajo de mi alma. Mi sangres es una roja armonía viva. Estoy en armonía con la brasa y la calma, con la voz amorosa y la voz vengativa (...) como un viento desnudo mi corazón se mece y hace sonar campanadas dulcemente”. Colaboró en esta información Roberto Acuña.