Ancianos reciben atención de sus vecinos con ayuda del Gobierno

Asociaciones y municipios canalizan fondos para dar atención comunitaria

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De no haber recibido un poco de ayuda, Alicia Zúñiga, de 99 años, probablemente estaría sentada en una silla, viendo por la ventana de un hogar de ancianos, lejos de su familia y su comunidad.

Esta mujer de escasos recursos, adulta mayor, no tendría cómo pagar su comida, sus pañales o siquiera un espacio digno para vivir.

Sin embargo, Zúñiga se mantiene en la privacidad y calor de una vivienda adecuada, junto a su hija Virginia Ramírez, quien se encarga de bañarla, cocinarle y hasta cambiarle el pañal.

“Yo en un hogar de ancianos no me hallo, ¡qué va! Prefiero estar en mi casa donde puedo vivir con mi hija”, expresó la anciana.

Este escenario es posible gracias a la modalidad de cuido comunitario, impulsada por el Gobierno, que fomenta la atención de los adultos mayores sin tenerlos que desarraigar.

“Antes solo teníamos alternativas de un hogar de ancianos o un centro diurno. La red nos permite dar apoyo a adultos mayores para que puedan quedarse en casa con la ayuda de la comunidad o la familia”, explicó el ministro de Bienestar y Familia, Fernando Marín.

Se trata de la Red de Atención Progresiva para el Cuido Integral de las Personas Adultas Mayores, proyecto que en el 2011 atendió a 3.528 personas, sin tener que sacarlas de sus viviendas.

El sistema usa como plataforma organizaciones de bien social con experiencia en la atención de ancianos, lo mismo que a algunas municipalidades.

Por medio de ellas se canalizan los recursos del Fondo de Desarrollo de Asignaciones Familiares (Fodesaf), cuyos aportes para el 2011 y 2012 rondaron los ¢2.500 millones anuales. Para el 2013 alcanzarán los ¢5.000 millones.

Las organizaciones se encargan de coordinar con instituciones como el Ministerio de Salud y la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y de promover la participación de familiares y vecinos.

“No se trata de darles casas a todos, pero se puede coordinar para atender sus necesidades. Lo importante es que la comunidad ayude a decidir cómo se van a usar los fondos”, explicó Marín.

Apoyo. Según la directora ejecutiva del Consejo Nacional de la Persona Adulta Mayor (Conapam), Emiliana Rivera, la respuesta ha sido más que favorable.

“En las comunidades nos topamos con mucha solidaridad. En Pococí, por ejemplo, un voluntario de la red ofreció a hacer un hogar comunitario donde atiende a cuatro señores que estaban abandonados en el hospital”, relató Rivera.

En otros lugares, los vecinos cocinan para los ancianos y los acompañan. Incluso, almacenes y ferreterías locales se ofrecen a donar alimentos y materiales.

A Zúñiga y a Ramírez, vecinas de Santo Domingo de Heredia, la ayuda les llegó por medio de la Fundación María, que les remodeló la vivienda, les da un subsidio mensual y les entrega alimento.

Mientras tanto, para Socorro Abarca, de 84 años, el apoyo consiste en la entrega de leche, pañales, el préstamo de una cama y mejoras en su habitación. “En casa yo siento más confianza. A uno lo mandan a un hogar y ya está...”, expresó.

Lourdes Sánchez, administradora de la Fundación María, explicó que la atención en casa ya se hacía en una microescala. “Esta red vino a dar una gran ayuda porque pudimos ampliar las visitas, pagar la atención de las personas en sus casas y hacernos cargo de su alimentación”, concluyó Sánchez.