Aeropuerto Santamaría debe separar pasajeros por seguridad

Se harán puentes de vidrio fuera de la terminal, para desviar a turistas entrantes

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El Aeropuerto Internacional Juan Santamaría debe incrementar sus controles de seguridad para evitar intercambio de drogas, armas o explosivos.

En el corto plazo, los pasajeros que recién ingresan al país no deben mezclarse con los que están en las salas de abordaje, listos para despegar.

La Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) dispuso que ambas poblaciones de viajeros deben estar separadas, para cumplir con nuevas disposiciones de seguridad aeroportuaria.

Lo que se pretende evitar, entre otras cosas, es que los viajeros que recién pasaron por los arcos de seguridad y que ya se consideran “población estéril”, reciban materiales peligrosos de los pasajeros que bajan de los aviones.

Esta recomendación fue emitida por la OACI –una agencia de la Organización de las Naciones Unidas que regula las políticas aeroportuarias en todo el mundo–, en una reciente inspección al Juan Santamaría.

Luis Carlos Araya, viceministro de Transporte Áéreo, confirmó que el país acatará la disposición de la OACI, aunque no es una medida obligatoria.

“Los pasillos estériles (para separar a quienes entran o salen de la terminal) empezaron a recomendarse desde los atentados del 11 de setiembre del 2001 (en EE. UU.), pero el aeropuerto Santamaría no los incorporó en el diseño original”, explicó Araya.

Ahora, el Santamaría adaptará el diseño de su estructura para separar ambas poblaciones y ser uno de los primeros aeropuertos de la región en cumplir la norma.

“Queremos dar ejemplo como país”, agregó Jorge Fernández, director de Aviación Civil.

Por ejemplo, en noviembre, el Daniel Oduber –en Liberia– será el primer aeropuerto internacional del país con pasillos estériles, pues venían diseñados en la obra.

Puentes aéreos. Tanto Luis Carlos Araya, como Carlos Plass, director ejecutivo de Aeris, el administrador del Juan Santamaría, coincidieron en la necesidad de diseñar obras que no alteren la arquitectura original de la terminal aérea.

Por eso Plass ya descartó construir los pasillos estériles dentro del aeropuerto, y el diseño que va más encaminado incluye una enorme pasarela de vidrio en el exterior de la terminal aérea, que enlace todos las puertas de embarque, en el segundo piso.

Se trata de un enorme puente de vidrio de 240 metros de longitud, que correrá de un extremo a otro de la terminal y que será utilizado solo por los pasajeros que recién ingresan al país o que están en tránsito hacia otro destino.

Según explicó Plass, los pasajeros que desembarquen por las puertas ubicadas hacia los extremos de la terminal caminarán por la pasarela de vidrio hacia el centro de la estructura.

En ese punto se encontrarán las escaleras de descenso entre los puentes 5 y 6, que los conducirán directo a la sala de Migración, en la planta baja.

Por su parte, los pasajeros en tránsito harán el mismo recorrido, pero al llegar a las puertas 5 o 6 ingresarán al aeropuerto, donde se encontrarán con un nuevo puesto de chequeo, con tres arcos de seguridad, para detectar metales, armas o artículos punzocortantes.

La obra costará entre $2,4 millones y $2,5 millones y los diseños definitivos deben estar listos el 15 de setiembre próximo, cuando vence el plazo para que el país entregue la propuesta en la OACI, precisó Luis Carlos Monge.

La estimación es que las obras empiecen a levantarse antes de que finalice el año.

Sin embargo, Aeris y Aviación Civil aún deben coordinar el plazo de construcción y un plan de contingencia para no afectar a los pasajeros.