Adecuaciones curriculares se disparan en ocho años

Padres piden más tiempo para que sus hijos hagan pruebas y asignaciones

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El número de estudiantes con alguna adecuación curricular prácticamente se duplicó en los últimos ocho años, según datos del Ministerio de Educación Pública (MEP).

Mientras que para el curso lectivo del 2000 hacían uso de este recurso 80 alumnos por cada 1.000, en el 2008 (último dato disponible) eran 140 por cada 1.000 (76% más).

El mayor crecimiento se registra en las adecuaciones no significativas, que pasaron de 70 a 120 por cada 1.000, según el MEP.

Con este tipo de adecuación, los docentes deben facilitar el proceso de aprendizaje, por ejemplo, darle más tiempo al alumno para que resuelva un examen o brindarle una atención más personalizada.

No obstante, Mélida Cedeño, presidenta de la Asociación de Profesores de Segunda Enseñanza (APSE), considera que algunos padres se abusan con esta alternativa educativa, lo que incrementa la carga laboral del educador.

Igual opina Alexander Ovares, presidente de la Asociación Nacional de Educadores (ANDE).

“Hay padres de familia que recurren a esto para facilitarle a sus hijos las materias. Les hemos dicho que no abusen pues no es conveniente aprovecharse de una norma para obtener un beneficio que no necesitan”, dijo Ovares.

Los otros tipos de adecuaciones son las significativas (elimina contenidos esenciales y cambia el criterio de evaluación) y de acceso (modificaciones para que puedan estudiar alumnos con alguna deficiencia motora, visual o auditiva).

En estos últimos casos, hay 10 adecuaciones por cada 1.000 alumnos, y aquí es más difícil obtenerlas pues se requiere demostrar la limitación del alumno.

Líos. El crecimiento en el número de estos beneficios le genera algunas complicaciones a los educadores, pues deben realizar diferentes tipos de exámenes y tareas.

“Si en un grupo hay 40 alumnos y hasta 18 tienen adecuaciones, es imposible hacer el trabajo. Es un problema muy serio; le hablamos al MEP para que regule esto”, afirmó Alexander Ovares.

Alejandrina Mata, viceministra académica de Educación, reconoce que con una mejor organización en el aula se podría evitar algunas adecuaciones no significativas.

“Esto se incrementó por la presión de los padres de familia para que sus hijos sean mejor atendidos. Se pudo resolver con otra organización y tomando en cuenta que los alumnos aprenden con diferentes ritmos. Por ejemplo, si un niño tiene dificultades para la división entonces requiere más práctica”, indicó Alejandrina Mata.

Por otra parte, tanto Mélida Cedeño como Alexander Ovares instaron a los profesores a aceptar las adecuaciones no significativas solo si el alumno lo requiere.

“Hagamos valer nuestra posición, nosotros (los docentes) debemos determinar si un estudiante necesita o no la adecuación, además, no son permanentes sino temporales”, insistió Cedeño. Colaboró: Francisco Barrantes.