Vecino de San Gerardo de Irazú: ‘Desde el año 63 no veía una caída de ceniza tan fuerte’

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Oreamuno. “Desde el año 63 (1963) no veía una caída de ceniza tan fuerte como la de ayer (lunes 19 de setiembre). Estaba en la finca y pensé que se iba a venir la ladera para abajo, se escuchaban los retumbos del volcán”.

Así lo afirmó Gerardo Masís Vargas, vecino de San Gerardo de Oreamuno de Cartago, un pequeño poblado ubicado en las faldas del volcán Irazú y a unos siete kilómetros al sureste del Turrialba. Incluso, desde la calle de lastre se puede ver con claridad el coloso cuando hace erupción.

Este campesino de 68 años ha vivido desde que nació en ese pueblo, el cual tiene una población de 250 personas y más de 6.000 cabezas de ganado.

Según comentó, desde el período eruptivo en que estuvo el volcán Irazú (1963-1965), no había visto tanta ceniza como la que cayó este lunes.

Durante un recorrido de La Nación por ese poblado, se observó como la ceniza afectó el ganado y los cultivos de la zona, sobre todo hortícolas.

Henry Carvajal , vecino de la zona, coincide con Masís sobre la cantidad de material.

“Estamos acostumbrados a convivir con las erupciones y la caída de ceniza, pero la del lunes fue la más grave desde que el volcán empezó con las erupciones en 2014. Ha caído mucha más ceniza que en las otras ocasiones”, expresó Carvajal.

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Durante la mañana y tarde de ayer aún seguían cayendo pequeñas cantidades de ceniza.

Por su lado, Nelly Roa, quien es ama de casa, comentó que ya perdió la cuenta de las veces que barrió su vivienda para tratar de quitar la ceniza.

“En eso he pasado todo el día (barriendo), lo peor es que soy asmática y eso me afecta”, dijo.

Adolfo Carvajal se levantó a las 4 a. m. de ayer para ir a recoger a la montaña, junto a su compañero, las más de 40 vacas que están bajo su responsabilidad. Al llegar al lugar, cerca de las 5 a. m., encontró el rebaño bañado en ceniza y en un grado de desesperación por el hambre, pues el pasto está dañado, al igual que el agua del río que toman,

“De las veces que ha caído aquí (la ceniza), es la vez que he visto más cantidad. Fue demasiada”, agregó Carvajal.

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Él y sus compañeros pasaron el día de ayer limpiado los ojos y las fosas nasales de las vacas, las cuales tenían ceniza.

Ellos esperan que llueva en las próximas horas para ver si se lava la ceniza del pasto y pueden regresar las vacas al lugar en que estaban.

Clases con normalidad. A pesar de la gran cantidad de ceniza que cayó en San Gerardo, la Escuela Argentina Góngora dio clases con total normalidad.

Este centro educativo es unidocente y alberga un total de 10 alumnos, explicó el maestro Gustavo Jiménez.

De acuerdo con el educador, dio lecciones con normalidad porque no recibió ninguna orden de que hiciera lo contrario.

Sin embargo, solo la mitad de los estudiantes fue a clases, seguro por algún temor, manifestó Jiménez.

“Los chicos estaban asombrados de ver la gran columna de ceniza que se levantaba. Por un momento hubo temor, pero luego se tranquilizaron y luego los padres de familia vinieron a recogerlos”, detalló el docente.

En este centro educativo, solo hay un aula, un comedor y una sala para el maestro.

Jiménez agregó que su preocupación es que esos niños tienen que recorrer grandes distancias para llegar a la escuela, la mayoría del tiempo viajan solos y sobre un caballo.