Murió profesor traído grave de Honduras

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

El profesor tico Daniel Rodríguez Izquierdo, de 72 años, quien sufrió condiciones deplorables en un centro médico hondureño hasta que fue rescatado por el Gobierno de Costa Rica el pasado 21 de agosto, falleció anteayer en el Hospital San Juan de Dios.

Esto lo confirmó ayer su hijo Daniel Rodríguez Torradeflo, quien comentó que su padre permaneció 19 días internado y que el sepelio fue un acto muy privado.

“Él falleció por las complicaciones adquiridas en Honduras. Estuve a su lado hasta su último aliento; murió en su tierra, con su gente”, manifestó Rodríguez a La Nación vía telefónica.

El hombre, de 40 años, agradeció la “atención espectacular” que recibió su padre en el San Juan de Dios, por parte del personal de Enfermería y de los médicos.

Emergencia. Rodríguez Izquierdo viajó en julio a Honduras para dar charlas sobre reciclaje. Allá sufrió un derrame cerebral.

Fue trasladado a un centro médico semiprivado, pero por el elevado costo de ese internamiento luego pasó al hospital público Mario Catarino Rivas, en la ciudad de San Pedro Sula, donde estuvo 26 días.

Ese centro había sido intervenido por militares de ese país, por sospechas de que había sido tomado por el crimen organizado.

El adulto mayor pudo retornar a Costa Rica, muy grave, gracias a un vuelo humanitario que realizó el Servicio de Vigilancia Aérea.

Su hijo denunció en ese momento que el nosocomio hondureño carecía de todo tipo de equipo, servicios y medicinas, pues los mismos médicos los robaban para venderlos o bien, para obligar a la gente a asistir a centros privados.