Ilusión por una huerta unió a vecinos de barrio alajuelense

Un grupo de residentes de urbanización La Trinidad colabora en la siembra de hortalizas y plantas medicinas en un lote que les prestaron; iniciativa surgió en medio de pandemia así que aplican medidas con rigor

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La idea fue de don Eduardo Murillo, un vecino de Lotes Vargas, en Alajuela.

Él pasaba todos los días por una zona en urbanización La Trinidad, como a un kilómetro de su casa, donde veía varios lotes vacíos y lo único que pensaba es que eran buenos lugares para sembrar y poner a producir la tierra.

Ilusionado, este hombre de 60 años se dio a la tarea de buscar a los dueños para pedirles permiso para comenzar una huerta. Y lo logró...

Los propietarios de tres terrenos estuvieron anuentes, entre ellos un médico que tiene la clínica justo al frente.

Así, don Eduardo comenzó el trabajo en los lotes prestados. Lo curioso es que aparecieron lugareños interesados en sembrar y aprender plantas.

Aparte de vecinos, se sumó don Carlos Vargas, otro colaborador que aunque no vive en esta urbanización puso su conocimiento para utilizar todo lo que se sacó de este lote, como piedras, y basura. Él se dedica a diseñar jardines.

Con varias pares de manos, hace mes y medio comenzó el cultivo, y los frutos ya comenzaron a asomarse, aunque para todos la mejor cosecha fue la cooperación en momentos difíciles, porque todo esto ocurre en los momentos más difíciles de la pandemia de covid-19, situación que los obliga a mantener distanciamiento y medidas de protección.

La huerta es completamente orgánica. Hay plantas medicinales como insulina, zacate de limón, sábila, cúrcuma entre otras; también tienen amaranto, hierbabuena, albahaca, kalé, tulasi, canela y albahaca, clavo de olor, berenjena, yuca, tomillo, camote, elotes, culantro, lechuga, frijol, vainica, tiquisque, pepinos...

Todos dicen estar muy contentos, porque afirman que anhelaban una huerta pero en sus casas no tenían espacio. Además, ahora dedican tiempo a este proyecto comunitario.

Don Carlos Vargas, por ejemplo, asegura no dudó en colaborar cuando se lo pidieron. Su entusiasmo quedó plasmado en la huerta.

“De aquí no se ha botado nada, todo lo hemos reutilizado, es muy lindo ver a la gente compartiendo, trabajando, aprendiendo, esto es maravilloso” comentó.

Don Eduardo Murillo, entretanto, se siente muy satisfecho de aplicar su experiencia en agricultura y compartir sus conocimientos.

“Yo estoy feliz de ver que en mes y medio ya tenemos producción, además a la gente esto le ayuda, aquí pasamos todas las mañanas cuidando todo, se aprende , se comparte y vemos el fruto de este esfuerzo”, relató.

Entre los participantes también está Mercedes Contreras, psicóloga pensionada de la Caja Costarricense de Seguro Social, para quien esta actividad es de lo que mejor que le ha pasado. Ella ha hecho cultivos en su casa, pero asegura que trabajar en la huerta de la comunidad es muy significativo.

Doña Susana Romero va al menos de día por medio, porque también cuida a sus nietos. Según dice, siempre hay tareas por hacer como deshierbar, cuidar, echar agua.

“Esto lo ayuda a uno a despejarse y no pensar tanto en lo que está viviendo el mundo”, expresó doña Susana.

La intención nunca fue lucrar, sino más ayudar y sobre todo disfrutar. Sin embargo, ha llegado gente a comprar, así que con el dinero se adquieren más semillas para seguir sembrando, como explicó Rolando Bastos.

Aparte de los que siembran, un vecino les regala el agua para regar y otro vigila para evitar robos, pues la huerta está a orilla de calle.

Al final, hay cerca de 15 personas involucradas, pero nunca llegan todas al mismo tiempo, pues tienen que cuidarse del virus, así que se ponen de acuerdo mediante WhatsApp, para turnarse.

Incluso, a la labor se ha sumado Sofía, la nieta de 12 años de don Carlos, quien colabora con los rótulos para cada planta. Los hace con pinturas y tablas.

Y como nada se desperdicia, hasta las hojas se procesan para abonar la tierra.

“La pandemia sacó lo mejor de todos, además de aprender a trabajar la tierra, estamos compartiendo entre nosotros y esto ha ayudado también a muchos que estaban es sus casas pasando momentos de incertidumbre ante esta pandemia, aquí sirve para pensar en otras cosas, para distraernos, cosechar lo que luego disfrutaremos. Esto ha unido más la urbanización”, manifestó Vargas.