Gasto de plata, carreras detrás de camiones del AyA... estas son historias de afectados por agua con hidrocarburos

‘La Nación’ recorrió diferentes barrios de Goicoechea, Moravia y Tibás, donde el agua con hidrocarburos no permite usar el líquido que llega a los hogares

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

María Eugenia Calderón sumó, este 29 de enero, una semana con un problema compartido por 107.000 residentes de Goicoechea, Moravia y Tibás: el agua que llega a sus viviendas tiene algún hidrocarburo y no puede usarse.

Esta vecina de Goicoechea narró que aunque vehículos del Instituto de Acueductos y Alcantarillados (AyA) han pasado en tres ocasiones cerca de su casa, sí ha tenido que gastar “muchísimo dinero” en comprar agua. Incluso tuvo problemas en un abastecedor porque solo querían venderle dos litros.

Después de aquel incidente sí pudo comprar en otros lugares: un bidón, un día... seis litros, otro día... dos litros más, otro día.

El sábado aprovechó que fue a visitar a su hija en Santa Ana para llenar otras botellas, pero es un viaje que le resulta difícil.

Jimmy Calderón Rojas, vecino de Santa Cecilia de Guadalupe, contó que en su casa tuvieron que desarrollar una estrategia para aprovechar el líquido que llega en el camión cisterna. Lograron calcular cuánto necesitan para lo básico como lavar la comida, preparar otros alimentos, hacer el café y lavarse manos y dientes. Con esos cálculos, saben cuántos recipientes deben llevar cada vez que una pitoreta avisa que el vehículo del AyA está cerca de su calle.

“El agua de cañería sí la usamos para otro tipo de aseo, para los inodoros y para bañarnos, de lo contrario es muy difícil”, dijo.

Su vecina Sandra Guillén Villalobos pensó que esto se solucionaría más pronto y que podía arreglárselas comprando “unas botellitas de agua”. Conforme pasó el tiempo se hizo insostenible. Ella sí ha logrado abastecerse de los camiones, pero dice que este servicio no toma en cuenta a los adultos mayores. Por la forma del barrio, hay muchas cuestas y gradas y esto dificulta a los adultos mayores acercarse.

“Hay señoras que me han dicho que cuando salen y caminan los 200 metros hasta el camión, ya se les fue”, se lamentó.

Ella también criticó que las horas a las que el servicio pasa por su calle son de trabajo y se le ha dificultado almacenar.

Siguieron recomendaciones

Julia Torres vive lo mismo. Los vehículos del AyA no han pasado cerca de su casa, por lo que ha tenido que montarse en su carro y buscar uno para poder abastecerse. En un principio recurrieron a comprar, pero después de tres días vieron que no era sostenible seguir comprando y resolvieron ir detrás de los camiones repartidores.

“Estoy un poco enferma, de hecho, incapacitada, por la falta de agua”, afirmó.

Ana Lucía Pineda, también aprovecha todo lo que puede el servicio de los camiones que llegan al vecindario, pero también ha tenido que tomar otras estrategias. Este lunes, por ejemplo, fue a Coronado a traer agua. Ella aseguró que a ella el agua nunca le ha olido a combustible o con algún aroma distintivo, pero que ante las advertencias de las autoridades de Salud dejó de consumirla.

Para Mario Jiménez el problema trascendió. El acostumbra a tomar agua constantemente. En su caso, los primeros días no encontró ni olor ni sabor diferentes y la tomó con normalidad. Dejó de hacerlo con la advertencia, pero para ese momento ya tenía problemas estomacales.

“Los inconvenientes son muchos, más allá del agua. Me sentí mal, pero no solo eso. Tengo un negocio de comidas y la gente, por temor, no llegó al local”, destacó.

---

La tarde de este 29 de enero el Ministerio de Salud anunció que los sistemas de agua potable de Tres Ríos, Los Sitios y La Valencia abastecerán a los vecinos de las comunidades afectadas y que ellos puedan disponer de líquido limpio y potable. Por esta razón, se advirtió de la probabilidad de que en algunas localidades se experimenten cambios en la presión del líquido. Esto se debe a ajustes en la distribución de los sistemas.

A siete días de la emergencia se desconoce el origen del problema. La Universidad de Costa Rica (UCR) trabaja en identificar el hidrocarburo o hidrocarburos específicos que están presentes en el acueducto. La complejidad de estos análisis hace que demoren en dar resultados.