Eduardo da Cruz: ‘Sí, aquí se están desperdiciando recursos’

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

La principal debilidad que halló es mala relación del equipo, el que no se integre a las familias ni se dé seguimiento al paciente.

Esa es la debilidad universalmente reconocida cuando se habla de un proceso de calidad: comunicación, respeto y confianza, que podrían mejorar. Si se crea un comité de calidad en el que participen varias áreas, se rompen las barreras y se unifican funciones.

¿Responde la crisis de la unidad a cirujanos pobremente capacitados o a qué se debe?

Siempre hay algo de falta de capacitación, pero eso no es tan dramático como me esperaba. Sí hay que ajustar puntos y acumular experiencia en los más jóvenes.

¿Evolucionó el programa cardíaco desde que usted lo dejó?

Salí hace unos 25 años y la forma en que se comunica y se trabaja en el programa cardiovascular no ha evolucionado desde que yo era residente. Han evolucionado ciertas técnicas, equipos, pero no la forma de trabajar. Muy conservador, demasiado. Hay que innovar y venir hacia el siglo XXI.

Dijo que lejos de pedir aumento en planilla y equipos, hay que optimizar los recursos que ya se tienen, ¿encontró gastos excesivos?

No he hecho el análisis bajo microscopio, pero me saltó a la vista que evidentemente hay recursos que pueden ser mejor utilizados. Hay desperdicios. Le doy garantía total de que sí, aquí se están desperdiciando recursos, inevitablemente sí. Pero no le puedo dar datos muy específicos ahora; aprenderé más conforme acumulamos datos.

Los números en las listas de espera, ¿le resultan alarmantes?

Son alarmantes en el sentido de que si usted tiene un hijo con una cardiopatía, es un problema serio. En términos de población general no son alarmantes. Pero sí es alarmante, porque en un programa ideal, deberíamos poder dar ese servicio rápidamente. Y hay recursos.

¿Y en cuanto a la mortalidad?

Bajó de un 20% a un 8% en los últimos tres años. Ha habido una mejoría, pero no es suficiente. Para esta patología aquí todavía hay mucha mortalidad, si se compara con centros como el mío, pero sigue siendo menor a la equivalente en muchos otros países de la región.