Desesperada lucha en hospitales regionales para salvar enfermos de covid-19

Directores médicos narran angustias por saturación y falta de camas. A diario libran batalla por mantener con vida a pacientes graves que esperan traslados a hospitales mejor equipados

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Este miércoles el Centro de Control de Traslados Covid-19 de la CCSS amaneció con una lista de 50 pacientes dispersos en centros médicos de todo el país, en espera de una cama en uno de los hospitales nacionales –mejor equipados– para atender el agravamiento en su salud.

Mientras llegaba esa oportunidad, esos 50 contagiados de covid-19 debían aguardar en hospitales regionales, en un espacio que no es el adecuado para su condición.

En tanto, el personal médico que lucha por mantenerlos con vida está a la espera de que suene el teléfono, con una llamada donde se avisa que hay autorización para que el paciente pase a una ambulancia o que sea trasladado al aeropuerto más cercano para que lo recoja una avioneta o un helicóptero.

En los hospitales San Rafael, de Alajuela centro; de San Carlos y de Puntarenas, hacen malabares para atender a estos pacientes ya complicados de salud mientras se libera una cama en Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) en un hospital del centro del país.

Los tres directores de esos centros médicos narraron cómo afrontan era carrera contra la muerte, en la que la frustración y la impotencia no tienen cabida pues la lucha es minuto a minuto.

Directora de Hospital San Rafael de Alajuela: “Todos los días contamos cuántas bolsas para fallecidos nos quedan”

“¿Cuántas bolsas tenemos hoy?”

Esa es la cruda pregunta que la directora del Hospital San Rafael de Alajuela, Karen Rodríguez, nunca pensó que tendría que llegar a repetir a diario y que ahora debe realizar cada mañana para saber si cuentan con las bolsas necesarias para depositar los cuerpos de los fallecidos.

“Es cuando uno dice: ‘¿cuántos muertos más? El hecho de contar bolsas, de decir ‘¿cuántas bolsas tenemos hoy?’, es algo muy difícil, muy duro. Sí, contamos bolsas para muertos, para poder dejar suficientes porque no sabemos cuántos muertos vamos a tener”.

Rodríguez lo dice luego de narrar que el día anterior a la entrevista con La Nación se dio uno de esos momentos duros cuando desde el área de Patología hubo que llamar a un familiar de una mujer fallecida, para que llegara a retirar el cuerpo que mantenían dentro un contenedor de cadáveres que se habilitó por el aumento en decesos.

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El muchacho que contestó la llamada resultó ser el hijo de la víctima. Su respuesta fue que no podía ir aún por el cuerpo de su madre pues debía pasar antes al Ceaco (Centro Especializado de Atención de Pacientes con covid-19, en La Uruca, San José) a reclamar el cadáver de su padre, también fallecido por covid-19.

“Es un hijo que tiene que ir a enterrar al papá para poder regresar y enterrar a la mamá que está en Alajuela esperando en un contenedor. Si eso no le llega a la gente, yo no sé ya cómo explicarlo”, contó la médica.

Rodríguez aseguró que ella y su personal enfrentan a diario sentimientos de angustia e impotencia.

“Mentalmente, es frustrante ver que pareciera que hay dos realidades, la que vivimos en el hospital y la que se vive en la calle. Salimos de aquí y pareciera que la gente cree que esto no está pasando. Es frustrante saber que estuvimos 15 horas en el hospital viendo cómo hacíamos para ampliar camas, pedir ventiladores prestados, buscar recursos humanos y que salimos y la gente está toda en el vecindario reunida conversando sin mascarilla, hechas una pelota”, añadió Rodríguez.

Explicó que la saturación y el impedimento para trasladar a los pacientes a los hospitales capitalinos los han llevado a tener enfermos ventilados hasta por tres días esperando en emergencias, porque no hay camas para internarlos.

“El peor escenario es un día como hoy, donde tenemos 11 pacientes en Observación entre severos, críticos y moderados que estamos a la espera de que alguna cama se libere o se haga una medida extraordinaria de las que ya no podemos hacer porque los hospitales están completamente saturados”, relató el martes.

A diario, dijo, realizan conteos de los espacios y equipos disponibles y asegura que “la mayor angustia” llega cuando el servicio empieza a entrar en saturación, pues eso significa que los pacientes que lleguen no van a recibir la unidad que necesitan ni los cuidados que requieren.

Cuando eso ocurre se contacta al centro de traslados, sin embargo, ahí también empieza una nueva espera y toda una logística hasta recibir la aprobación para movilizar a los enfermos otro hospital.

Mientras eso pasa, los pacientes reciben la atención en la sala de emergencias, pero ahí no se dispone del equipo ni el personal suficiente para que esté dedicado para responder a las complicaciones propias del virus, que suelen darse con mucha rapidez en algunos casos.

“La gente cree que por no tener pacientes en la acera no estamos en saturación de servicio. No hemos llegado a eso porque se genera alguna estrategia adicional en algún salón en algún hospital para poder moverlos”, agregó.

La directora aseguró que entre más grave o descompensados llegan los pacientes las posibilidades de atenderlos son menores pues ingresan ya con requerimientos muy especializados a un hospital donde los recursos comienzan a escasear.

“Entre más grave esté, tenemos que requerir un equipo especializado y podría llegar a un punto donde no tengamos que ofrecerle” dijo.

Durante esta nueva ola de contagios, el cantón de Alajuela (junto con los cantones centrales de Cartago y San José) ha sido de los que más casos confirmados ha aportado.

Para este miércoles, Alajuela tenía 6.589 contagios activos (cifra más alta del país) y acumula en lo que va de la pandemia 268 fallecidos.

Director de hospital San Carlos: “Estamos habilitando 20 sillones porque llegará al momento en donde al no haber camas se les va a tener que ofrecer un sillón”

El domingo, la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) divulgó las imágenes de un convoy de ambulancias en las que se trasladó a ocho pacientes desde el Hospital San Carlos a centros médicos de la Gran Área Metropolitana.

La acción generó alivio y una felicidad que duró pocas horas al personal de ese centro médico.

Para el lunes en la mañana, la cifra de pacientes en espera de traslado era de 20. De ellos,16 en condición severa y cuatro críticos.

“Hoy tengo la sensación esa de impotencia de tener 20 pacientes que debería de trasladar, entre severos y críticos, la impotencia es que dentro de ese grupo de almas hay personas jóvenes y si bien es cierto hacemos lo mejor de lo mejor, sabemos que ellos requieren ser trasladados para estar en mejores condiciones”, contó el director Édgar Carrillo.

Calificó la situación que enfrentan como frustrante, pues reconoce que pese a los esfuerzos, los cuidados que como hospital regional pueden brindar se vuelven limitados cuando hay saturación como la del lunes.

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Pese a eso saben que aún estando saturados tienen que “dejarse” a los 20 pacientes porque la orden de movilización no llega pues no hay dónde más ubicarlos.

“Es la cruda realidad, no solo en San Carlos. Si la gente no se cuida, porque desdichadamente es así, nos tocará ver pacientes en sillones, ya nos estamos preparando para eso.

“Ya estamos habilitando 20 sillones porque a como evoluciona esta situación llegará el momento en donde al no haber camas se les va a tener que ofrecer un sillón”, afirmó.

Ese centro médico que es uno de los que más camas covid-19 tiene a nivel regional (65 en total). También ha tenido que echar mano de la “creatividad” y unir fuerzas para sostener la carga que se ha desbordado.

Según Carrillo, parte de la estrategia incluyó la elaboración de equipos multidisciplinarios para cada uno de los salones, para lo cual debieron sumar especialistas como anestesiólogos y hasta el personal administrativo se “levantó la mano” para colaborar.

Pese al colapso, afirmó, se trata de ofrecer la mejor calidad dentro de las capacidades que tienen. Además cuentan con la ventaja de que el servicio de Emergencias recientemente había sido ampliado.

“Ahorita se nos acaba de morir un paciente de 40 años y algo. Esa cama que dejó va a ser ocupada por alguien que está en Observación”, relató.

Dijo que otra de las medidas que aplican cuando los pacientes sufren complicaciones muy rápido es que en lugar de trasladarlos se adapta la camilla en la que ya está en una especie de conversión a unidad de cuidados intensivos.

El cantón de San Carlos sumó este miércoles 93 casos nuevos y tiene un total de 1.515 casos activos.

Director de Hospital de Puntarenas: ‘Puedo decir que es de similar impacto que el terremoto a como nos afectó a nosotros’

El 5 de setiembre de 2012, el terremoto de Nicoya de 7,6 grados sacudió los cimientos del emblemático Hospital Monseñor Sanabria.

En esa ocasión el centro médico enfrentó una crisis sin precedentes, que logró superar gracias al esfuerzo de su personal y a una red de apoyo institucional que se volcó en su auxilio.

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Hoy, ese centro médico afronta una catástrofe que a criterio de su director, Randall Álvarez, es similar a ese sismo.

“Cuando se nos vino el terremoto, el hospital desapareció, los 26.500 metros cuadrados quedaron inhabilitados y gracias al personal pudimos habilitar 12 puntos de atención diferentes. Ese es el mismo personal que nos está sosteniendo los servicios, a pesar del cansancio, de los sacrificios, hemos podido venir haciendo los ajustes.

“Si hablo con la experiencia como director, puedo decir que es de similar impacto que el terremoto que nos afectó a nosotros en 2012, si me abro a nivel país es de mucho mayor impacto porque no afecta solo una zona, sino todo el país”.

Álvarez agregó que en las últimas semanas han tenido que habilitar nuevos espacios que en cuestión de horas se volvían a saturar.

Echaron mano de la unidad móvil para disponer de más camas en Emergencias, servicio que lidia además con un aumento en accidentes de tránsito y atenciones por la escalada de violencia que vive la provincia.

“Le puedo decir que a esta hora tenemos camas, mañana no sé”, agregó.

Sin embargo, su mayor preocupación es el personal médico.

“Nuestro personal se ha tenido que multiplicar. El recurso humano es sumamente limitado, hemos podido contratar en enfermería, pero hay limitaciones en personal especializado, eso se traduce en que pocas personas tengan que atender muchísimos pacientes o médicos que aún no siendo especialistas se han puesto la camiseta para minimizar el impacto”, contó.

Añadió a sus preocupaciones que en los últimos días han notado que cada vez es más común que los enfermos esperen hasta el último momento para acudir al hospital, lo que los obligó a habilitar un área de atención exclusiva para este tipo de pacientes donde se dispone de una sala de shock cerrada.

“Nosotros podemos seguir haciendo malabares, expandiendo a otros lugares. Sin embargo, el recurso humano no va a poder seguirse estirando como lo ha hecho hasta ahora y sino hay control de los casos no va a haber posibilidad de atender a todos”, puntualizó.