‘Cuando uno viene de una zona vulnerable, jamás cree ser capaz’, dice médico graduado con excelencia

Johan Waterhouse llegó a la UCR por admisión diferida, una forma de ingreso para jóvenes con pocas opciones; hoy sigue su sueño de ser dermatólogo

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Cuando participó en el concurso para ingresar a la Universidad de Costa Rica (UCR), en 2015, Johan Waterhouse Garbanzo quedó por fuera en el proceso. En aquel momento, sintió que el sueño de estudiar Medicina comenzaba a desvanecerse, pero su perseverancia y constancia le iban a demostrar lo contrario.

Luego de aquella primera decepción, este vecino de Calle Fallas de Desamparados tuvo otra oportunidad: la admisión diferida, mediante la cual ingresan a la UCR jóvenes en circunstancias más difíciles.

Ese mecanismo, por ejemplo, toma en cuenta a alumnos o egresados de colegios en los cuales un 15% o menos del estudiantado que efectuó la prueba de aptitud académica o examen de admisión resultó admitido en la fase ordinaria. Para 2023, 784 jóvenes ingresarán bajo esta modalidad.

Para cuando Johan Waterhouse iba a ingresar a la UCR, solo había un cupo en Medicina para la admisión diferida, y fue para él.

“Estoy sumamente agradecido. Si no hubiese sido por la admisión diferida, jamás hubiera entrado a esta universidad, la institución que cambió mi vida por completo”, manifestó el muchacho en una entrevista concedida a esa casa de estudios.

En su colegio unas 70 personas hicieron la prueba de aptitud, solo tres, contándolo a él, lograron ingresar. Sus otros dos compañeros optaron por Economía y Química.

En su familia hubo una gran fiesta porque sería la primera persona en entrar a esa universidad (y hoy es el primer graduado). En su colegio también la hubo, ya que nunca ningún egresado había logrado entrar a Medicina.

Hoy, como médico general y próximo a comenzar su especialidad en Dermatología, ve para atrás lo mucho que le costó, pero también cómo el esfuerzo realmente dio frutos.

“Cuando uno viene de un colegio vulnerable, jamás cree que se pueda ser capaz de lograr muchas cosas. Yo no me creía capaz de pasar el primer año de Medicina, ni el segundo, ni el tercero, pero resulta que ahora estoy aquí, graduado”, reflexionó.

Pero el empeño cambió esa idea. Johan Waterhouse no solo se graduó, sino que lo hizo con excelencia, con un promedio de 95,1 y su entrada a la especialidad de Dermatología fue con la segunda mejor calificación de todos los aspirantes. Además, estuvo entre las mejores notas en una de las pruebas de mayor prestigio mundial: el Examen de Ciencias Clínicas (CSE), que aplica la organización International Foundations of Medicine (IFOM).

“Yo no soy ningún genio, solo soy una persona que se esforzó mucho y que nunca pensó que tantas cosas buenas pudieran ocurrirle. Primero, entrar a la UCR y, luego, que todo el empeño y tiempo dedicado al estudio rindiera tantos frutos”, expresó.

Retos académicos

Conseguir su cupo para estudiar Medicina fue solo el primer paso, pues las materias representaron muchos desafíos.

Uno de los principales fue que, al venir de un colegio público, estuvo sin recibir clases durante varias semanas debido a una huelga de maestros cuando cursaba quinto año. Eso hizo que él y sus compañeros tuvieran un atraso grande en áreas clave, como Matemática y Química.

En Medicina tenía que enfrentarse, sin herramientas, a Precálculo, Cálculo y Química.

“Recuerdo que yo, totalmente solo, tuve que estudiar muchas cosas por Internet, porque cuando uno entra a una carrera que tiene Precálculo y Cálculo en su plan de estudios, se hace un examen de diagnóstico para ver si le convalidan Precálculo”, rememoró.

“Yo, sin ayuda, tuve que revisar cómo se hacía lo de Precálculo porque no sabía y, en el colegio, no habíamos terminado todo el programa. Por dicha, logré pasar el examen de Precálculo”, añadió.

El ejemplo de su tía

Los deseos de estudiar Medicina y especializarse en Dermatología los motivó una tía. Ella era enfermera y ese amor por su trabajo lo llevó a pensar en ayudar a las personas convirtiéndose en médico.

La Dermatología vino después. Su tía desarrolló cáncer, primero en la mama. Entró en remisión, pero luego regresó en la piel, ese fue el momento en el que pensó en Dermatología, pero, más específicamente, ayudar a tratar los fenómenos cancerígenos en la piel.

“A mí me encantaría subespecializarme en Dermatología inmunológica. La Inmunología en el campo de la Dermatología me parece fantástica”, declaró en la entrevista.

“No obstante, para los próximos cinco años me veo haciendo el servicio social en la Caja (Costarricense de Seguro Social, CCSS) después de concluir los cuatro años de la especialidad. Esa es mi meta más inmediata”, concluyó, claro en su esfuerzo seguirá dando los frutos.