Cáncer le amputó pierna a exviceministra Ana Josefina Güell, pero no las ganas de vivir

A la exviceministra de 66 años no la detuvo la quimio ni la radioterapia. ‘Hoy me siento más completa, plena y con una gratitud inmensa’, dice mientras aprende a usar su prótesis, con la que piensa subir el Chirripó

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Le detectaron un liposarcoma en el 2015 y, posteriormente, en el 2022, un osteosarcoma en su extremidad inferior izquierda, que obligó a los cirujanos del Hospital San Juan de Dios a practicarle una amputación.

La exviceministra Ana Josefina Güell Durán afirmó que le cortaron una pierna, pero no las ganas de vivir intensamente.

“Hoy me siento más completa, plena y con una gratitud inmensa hacia todas las personas que me han demostrado su solidaridad. Estoy disfrutando de mi pensión y, al mismo tiempo, cosechando éxitos en la docencia”, comentó.

Güell Durán, quien fue viceministra de Desarrollo e Inclusión Social en la administración de Luis Guillermo Solís Rivera (2014-2018), asegura que vivió momentos muy duros, con mucho dolor, llanto y sacrificio. Sin embargo, también vio siempre la empatía y la solidaridad de decenas de personas que estuvieron a su lado cuando más lo necesitó, como sus dos hijos, su familia y sus colegas.

Enfrentó con hidalguía la noticia que le dieron en el 2015, pero nunca se incapacitó.

Desde su lecho de hospital, llevaba los asuntos del Viceministerio y allí llegaba cada cierto tiempo el mensajero para que revisara y firmara los oficios propios de su cargo. Incluso, apenas convaleciente de su primer cáncer, coordinó parte de las ayudas que requirió la población de Upala, luego del paso del huracán Otto.

“El trabajo fue, en aquel momento, una gran terapia que me ayudó a sobrellevar el tratamiento”, contó.

Esta trabajadora social de 66 años, quien también dirigió la subárea de Trabajo Social en la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) y en el hospital San Juan de Dios, dando soporte y contención a miles de pacientes, hoy se encuentra del otro lado de la acera.

La vida de Ana Josefina dio un giro. Sus últimos ocho años de vida han estado rodeados de internamientos, sesiones de quimioterapia, radioterapia, curaciones, citas de todo tipo y procesos de rehabilitación. A pesar de todo, sigue soñando, aprendiendo y haciendo.

Dirige el programa de la Universidad de la Experiencia y Desarrollo Humano de la Universidad Santa Paula, cuyo propósito es el mejoramiento de la calidad de vida de las personas adultas mayores. Se trata de un proyecto de acción social de esa casa de enseñanza.

Según narró, gracias a las trabajadoras sociales del Centro Nacional de Rehabilitación (Cenare), ahora puede bañarse sin ningún contratiempo, pues una tarde que llegaron a visitarla, observaron cómo dependía de sus hijos para realizar ese tipo de actividades y le dijeron: “Vamos Ana, nosotras la vamos a entrenar para que pueda hacerlo totalmente sola. Y, manos a la obra, empezaron las sesiones.

A partir de aquel momento, esta mujer guerrera logró realizar actividades cotidianas en forma autónoma, lo que es muy significativo para su independencia.

Una moderna prótesis

El 22 de diciembre del 2022, estrenó su prótesis, de unos ¢6 millones, obra del Laboratorio Nacional de Prótesis de la CCSS. La muestra con gran orgullo, pues fue confeccionada con excelentes materiales, incluso la bota es de carbono.

Actualmente, se halla en proceso de entrenamiento en el servicio de Rehabilitación Hospital San Juan de Dios y en la Universidad Santa Paula, donde ocupa la docencia.

Su esperanza es poder manejar la prótesis con soltura para entregar a su hijo, quien contrae matrimonio el próximo año, caminando por sí sola, pues hoy se moviliza con una andadera y con una silla de ruedas que le regalaron sus colegas de la revista de Trabajo Social de la CCSS, y eso le permite ser totalmente independiente.

Aunque es pensionada por el régimen de Invalidez, Vejez y Muerte (IVM), está entregada a la docencia en la Universidad Santa Paula.

En este momento, Ana Josefina Güell Durán coordina un proyecto denominado “Corazones solidarios”, que procura dar compañía a personas que sienten solas. Su afán es ampliar la cobertura y la oferta de este programa para hacerlo más robusto. También, está plétora de emoción porque les acaban de aprobar una maestría en Trabajo Social Clínico, la primera en el país, en Centroamérica y en el Caribe.

Su sueño es algún día subir el Chirripó, sin embargo, asegura que debe entrenar más con su prótesis para sentirse segura al escalar la montaña más alta de Costa Rica.

En ocasiones, siente nostalgia de no poder caminar como en el pasado, pero de inmediato se reconforta por saber que pronto lo logrará con su prótesis. “El cielo es mi límite y la vida está ahí para vivirla y sentirla con intensidad”, expresó.

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