El candidato del PLN, Johnny Araya, visitó esta tarde el barrio capitalino Sagrada Familia, con dirigencia de su partido y algunos vecinos de la comunidad.
En medio de música de cimarrona, cámaras fotográficas, besos y abrazos, el aspirante presidencial de Liberación Nacional caminó apresurado para abarcar, en poco tiempo, muchos saludos a los vecinos de la barriada.
No más llegó al frente de la escuela Carolina Dent, la dirigente liberacionista Gina Jiménez le entregó una carpeta con la petición básica, pura y simple de que Araya, si llega a presidente, les solucione el problema de falta de vivienda en la región.
“Hay 15 comités de vivienda, hay un precario y hay mucha gente que no tiene casa”, contó Jiménez, tomando a su hija de la mano, mientras corría para no perder un solo momento de la visita relámpago del candidato.
La casa de madera, de viejo estilo, de Álvaro Brenes, también recibió al exalcalde. Brenes es concejal de distrito. Llegó a ese puesto con el Partido Accesibilidad Sin Exclusión (PASE).
Ahora no puede ir mucho a las sesiones de concejo por enfermedad. En la ventana de su casa, aún lucía una deteriorada calcomanía del partido azul y blanco.
Araya entró, conversó unos minutos con él y al salir, tomó una de las calcomanías recién hechas que lucen su propio apellido, le despegó una parte y redecoró la ventana de ese deprimido barrio josefino.
Brenes le contó a La Nación que ahora ayudará a Araya. “En Sagrada Familia hay mucha inseguridad, hay que luchar contra la droga, hacen falta parques infantiles y vivienda para sustituir los tugurios”, explicó.
A Araya lo conoce de la Municipalidad y recuerda que planteó algunos proyectos para el barrio. “Pero uno quiere que hagan mucho más”, explicó el concejal, de barba cerrada y muy canosa.
Mientras Brenes contó todo eso, la música de la cimarrona, el cantinflas de papel y el resto de la mascarada se alejaron junto con el candidato del PLN, que siguió a la caza de manos, de abrazos y de promesas premeditadas de voto en febrero.