Representante de Human Rights Watch : ‘Momento de hablar de unión gay en Costa Rica está llegando’

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En el 2001, Holanda fue la primera nación que aprobó el matrimonio y la adopción para parejas del mismo sexo. El excongresista Boris Dittrich, impulsor de la reforma y activista de la organización Human Rights Watch, visitó Costa Rica 15 años después, cuando todavía ese vínculo no está permitido.

Uno de los proyectos de ley que busca legalizar las uniones de hecho entre parejas homosexuales espera en la Comisión de Asuntos Jurídicos de la Asamblea Legislativa desde hace casi cuatro años.

Además, la Sala IV estudia, desde el 2014, si es inconstitucional o no limitar el derecho a un enlace civil a parejas heterosexuales.

Tras reunirse con representantes de universidades, activistas, empresarios y políticos, Dittrich conversó con La Nación sobre la situación de los derechos de las personas sexualmente diversas en Costa Rica.

¿Qué dificultades son distintas para la población diversa de Costa Rica, en comparación con otras partes del mundo?

Es muy diferente, si se compara con Estados Unidos o Europa occidental, cuyas sociedades son más abiertas. Ahí hay muchas personas abiertamente homosexuales o transexuales, con posiciones importantes en política, deportes y economía.

”En Costa Rica hay una cultura de no hablar realmente de este tema, pero ahora hay una generación más joven que quiere reclamar derechos y equidad.

”Por supuesto, ser un Estado confesional es otra diferencia muy grande.

”Aun así, creo que no es tan diferente a otros países latinoamericanos que han dado pasos enormes, como Argentina o Colombia, donde, a pesar de la oposición, han unificado una estrategia con distintos sectores.

”Tengo el sentimiento de que el momento está llegando en Costa Rica, principalmente con las generaciones más jóvenes, aunque aún tarde años en llegar”.

¿Dónde deberían darse los primeros pronunciamientos sobre estos derechos, en la Asamblea Legislativa o en la Sala Constitucional?

En principio, debería ser el Congreso, ya que ellos son elegidos por el pueblo y deberían escuchar la necesidad de reconocimiento de las relaciones entre personas del mismo sexo.

”Nosotros visitamos la Comisión de Derechos Humanos de la Asamblea Legislativa, y ellos me explicaron lo difícil que es por regulaciones internas, inclusive que una sola persona puede paralizar todo el progreso. Eso fue muy decepcionante.

”Creo que deberían trabajar para cambiar las regulaciones, porque las organizaciones internacionales les están pidiendo a los países que asuman su responsabilidad y creen legislación para garantizar derechos. Costa Rica no está cumpliendo, y el mundo la está observando”.

¿Y qué deben hacer los diputados ante el sector que no está de acuerdo en reconocer uniones de parejas homosexuales?

Estamos hablando de derechos fundamentales que son universales y se aplican para todos, y eso incluye a la población LGTB (lésbica, gay, transexual y bisexual). Hablamos de equidad, de no discriminación, de amar a una persona y que eso sea reconocido por el Gobierno.

”Si hay gente que tiene objeciones por motivos religiosos, está bien, pero debe haber una separación entre Iglesia y Estado, y eso es una complicación aquí, porque la Iglesia no puede gobernar sobre los derechos fundamentales de la gente.

”El Estado tiene una obligación no solo moral, sino también legal de garantizar los derechos a la población LGBT.

”Hay derechos que no pueden ser decididos por una mayoría. El Gobierno ha decidido ratificar tratados internacionales donde se establecen esos derechos. Entonces, no hay duda de que Costa Rica debe cumplir”.

Entonces, ¿cómo debe proceder el Gobierno con el sector que no está de acuerdo, siendo este tan amplio?

Debe explicar realmente por qué es necesario que en el país no debe haber discriminaciones contra nadie, que todos deben tener los mismos derechos.

”Ese puede no ser un mensaje bien aceptado en Costa Rica, pero eso es para lo que usted está cuando es un político: tiene que explicar. Si no, Costa Rica se quedará atascada y aislada”.

Usted promovió, en Holanda, la legislación que permite a las parejas del mismo sexo casarse y poder adoptar. ¿Fue difícil alcanzar la regulación?

Fue muy difícil cuando introduje el proyecto por primera vez, en 1994. Primero, porque ningún otro país tenía esos derechos garantizados en la ley. La gente no sabía que esto existía, había oposición religiosa, la población LGTB pensaba que casarse era anticuado (…).

”Tuvimos que superar muchos obstáculos, pero lo logramos mediante la colaboración. Pasaron casi siete años hasta que se aprobó en el 2001, pero ya la tenemos”.

¿Ha habido algún efecto sobre los niños que fueron adoptados por parejas homosexuales?

La gente antes creía que los niños con papás gais iban a ser homosexuales también, o que iban a desarrollar algún tipo de problema. Muchas universidades han hecho estudios y los resultados muestran que un niño necesita amor, atención y padres responsables, y que crecer en familias arcoíris no hacía diferencias importantes, no hace a los niños peores ni mejores.