Una fiesta espontánea fuera y dentro del Estadio

Unos madrugaron por entradas, otros salieron del Nacional a disfrutar el traspaso

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Eran las 7:30 a. m. y las filas ya eran largas en las puertas del Estadio Nacional. Algunos decidieron asistir al traspaso a última hora y se dedicaron a buscar entradas.

“Aquí estoy, pero todavía no encuentro quién pueda darme entradas. Solo espero que no se pongan a venderlas. Lástima que uno se decidiera a venir tan así, a destiempo”, afirmó Steven Solano, quien llegó con sus cuatro hijos y su esposa, desde Grecia de Alajuela.

Se perdieron los primeros minutos del acto, por lo cual se sentaron en el césped, donde cerca de las 11 a. m., apareció la solución: una de las encargadas del protocolo salió con entradas sobrantes y las entregó a quienes merodeaban el Nacional.

Ese también fue el caso de la familia Escoto Palma, turistas hondureños que en su primera visita al país se enteraron de la toma de posesión y querían asistir.

“Llegamos tarde porque había mucho que alistar. Nosotros somos nueve, pero, por dicha, la señora salió a darnos entradas y podemos ver algo de esta fiesta tica”, manifestó emocionada Ruth Escoto.

Hubo quienes prefirieron quedarse afuera del Estadio.

“Desde aquí uno puede estar debajo de un árbol y oír todo. Y desde este hueco (señala un claro en el costado sur del Estadio) logro ver algo. Así vi a Paul McCartney”, contó Jorge Esquivel, quien llegó desde Heredia.

Patriotas. La fiesta, dentro y fuera del Nacional, se vivió con sentimiento patrio, que muchos hicieron visible en su vestimenta.

Uno de ellos fue Ricardo Coto, quien llegó con una bandera de Costa Rica cosida a su camisa y una gorra con los colores amarillo y rojo del Partido Acción Ciudadana.

“La bandera del pecho es porque llevo a la patria en el corazón y los colores de la cabeza es porque pienso que estos colores van a dar buenas noticias”, expresó Coto.

María Leticia Vega, de 58 años, vecina de Alajuelita, llegó con un collar imitación de perlas, tacones altos y los colores que identifican al PAC. Fue con sus dos nietas, Ilana y Tamara Elizondo.

“Hoy hace un sol precioso, pero si llueve, nos mojamos. De aquí no nos vamos a ir. Con decirle que yo estuve a las 5 a. m., del sábado, para recoger las entradas. Esto está muy bonito”, aseguró Vega.

El sol, al inicio, y la lluvia, al final de la celebración, acompañaron a los presentes causando molestia en algunos, principalmente en los niños.

Una sombrita. Tal fue el caso de Marielos Barrientos, vecina de Higuito, quien salió a mitad del evento y buscó la sombra de un árbol para estar con sus nietas Marisol (5 años) y Marjorie (10 años).

“Adentro hace mucho calor y el sol quema”, dijo Marjorie.

Cerca de la 1 p. m., la lluvia comenzó a caer.

“Tenía como 15 años de no sacar este paraguas y ahora no abre”, dijo una mujer, mientras corría a buscar un techo cercano a canal 7.

“Es que todos los 8 de mayo llueve”, le respondió otra señora, quien la acompañaba.