TSE atribuye abstencionismo a estos tres factores

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El Tribunal Supremo de Elecciones (TSE) atribuye a tres factores el abstencionismo en Costa Rica, el cual registró su punto más alto en las elecciones del 2022, cubriendo a un 40% del electorado.

Hugo Picado, magistrado del TSE y director del Instituto de Formación y Estudios en Democracia (IFED), considera que la caída en la participación obedece a factores socio geográficos, pérdida de identidad partidaria y cambios normativos.

“A partir del año 1998, pasamos a un ciclo donde el abstencionismo ha oscilado entre el 30 y el 35%, llegando a su punto más alto en esta última elección con un 40%. Existe una diferencia notable entre el comportamiento rural y urbano entre elecciones municipales y presidenciales”, explicó el magistrado.

Según el jurista, en los comicios presidenciales y legislativos la tendencia es que el voto urbano es más participativo que el rural, mientras que, en el caso de las elecciones municipales, la tendencia es inversa.

Para Picado, la primera explicación está la desigualdad que experimenta la sociedad costarricense, entre la gran área metropolitana (GAM) y el resto del país.

“Ese factor social de incremento de la desigualdad, a partir de los años 80, tiene mucha potencia explicativa; hay diferentes estudios que van sobre esa dirección y es un elemento que tiene peso”, aseveró Picado.

Un análisis realizado por La Nación expuso que, para 1986, la participación electoral era similar dentro y fuera de la GAM, pero la brecha se fue ensanchando a partir del 2002 con una menor participación de los cantones de las provincias costeras. En el 2022, la GAM presentó un abstencionismo nueve puntos porcentuales menor que el resto del país.

El segundo factor y que guarda relación con el primero, son los cambios en el sistema de partidos políticos. Después de la guerra civil de 1948 y durante segunda mitad del siglo XX, se presentó una fuerte afinidad partidaria hacia los partidos que conformaban el bipartidismo.

“Prácticamente, el 95% de los costarricenses entre la década de los años cincuenta hasta los años noventa en Costa Rica mostraba alguna identidad partidaria aun fuera de la época electoral (...).

“Casualmente, con los gobiernos sucesivos de los dos hijos de los caudillos de la década de los 40, Rafael Ángel Calderón Fournier y José María Figueres Olsen, parece que ese clivaje empieza a diluirse por una razón generacional: ya habían pasado cinco décadas desde la guerra civil y se da una especie de agotamiento del discurso”, comentó Picado.

Para el magistrado, después de esto, las personas empiezan a identificarse cada vez menos con los partidos, lo que ocasiona que haya menos movilización hacia la participación electoral.

De la mano de este factor está la desafección con la política a causa del enojo de la población con los sectores políticos; esto se denomina a nivel global como la crisis de la representación y, según el experto, causa un desapego de la ciudadanía con la política.

La tercera razón son los cambios normativos, que también tienen relación con las dinámicas urbano-rurales. Por ejemplo, en la década de los noventas la Sala IV modificó el sistema de financiamiento partidario y desapareció el modelo que permitía el financiamiento adelantado.

“Este cambio en las reglas del juego, que se da por jurisprudencia de la Sala IV, hace que de las elecciones de 1994 a las elecciones de 1998, los partidos políticos tradicionales empiezan a perder ese músculo, ya que tener un club político en cada parte del país implicaba una inversión.

“El segundo elemento y que es muy importante para explicar las diferencias entre el voto rural y el urbano, es la promulgación del régimen legal municipal, un nuevo código municipal, que conllevó la separación de las elecciones municipales de las presidenciales”, expresó el magistrado.

Para Picado, cuando las votaciones se realizaban juntas, las poblaciones rurales se sentían más atraídas a votar porque iban a elegir sus representantes locales, y así los partidos hacían uso de las dirigencias comunales colaborando con la movilización política.

Para el experto, la separación de los comicios hizo que las zonas rurales, que participan más en elecciones municipales, perdieran interés en ciertos electores.

Este problema se agudizó aún más con el fallo de la Sala IV para prescindir de la celebración de Asambleas distritales, lo que generó que los ciudadanos de zonas más alejadas de la GAM perdieran participación política y por ende, identidad partidaria.