La noticia de la elección de Rolando Araya como presidente del Partido Liberación Nacional cayó como un balde de agua fría. En pocos segundos, la inquietud y la incertidumbre invadieron el salón: unos se acercaron en pequeños grupos para comentar discretamente, y otros, todavía incrédulos, iniciaron la labor de confirmación con sus teléfonos celulares.
Eran las 11:20 a.m. de ayer en el hotel Herradura. Acababa de concluir el primer bloque de una jornada de reflexión económica que mantenían los miembros del Consejo Económico del Gobierno, el Presidente y vicepresidentes de la República y expertos invitados del Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Las últimas noticias que habían llegado al recinto revelaban que la Asamblea del PLN, en la que se elegiría al presidente del partido, se había cancelado a las 9:15 a.m. por falta de quórum.
Con esa idea en mente, Carlos Manuel Castillo, principal opositor de la postulación de Rolando Araya para el puesto, atendió las preguntas de La Nación: "?A qué hora dice que fue eso? No... Yo no conozco nada... -Titubeó-. Si eso es cierto, habría que ver la legalidad del nombramiento...".
Las reaccciones de los liberacionistas presentes, quienes desconocían el nombramiento, tampoco se hicieron esperar: "?Cómo es posible? ?De verdad lo nombraron? !No puede ser! !Sería el único partido en la historia que tendría como presidente a un candidato presidencial!", se escuchaba entre corrillos.
Mientras tanto, Araya decía efusivo en su discurso que había hablado en las últimas horas con el mandatario José María Figueres y que este "desautorizó" a quienes le objetaban.
Al ser consultado casi simultáneamente sobre el contenido de las conversaciones, Figueres contestó: "Eso no es cierto. Yo no he conversado con Rolando Araya en horas de la mañana. Y mejor me abstengo de hacer más comentarios porque el Tribunal me sugirió que no fuera. Eso es una decisión estrictamente del partido", insistió.