San José
La Sala IV declaró sin lugar este martes un recurso de amparo contra el acto de consagración que realizaron los presidentes de los supremos poderes el 2 de agosto pasado, durante las celebraciones de la aparición de la Virgen de los Ángeles, en Cartago.
Ese día, durante la eucaristía en la que la Iglesia católica celebró a la patrona de Costa Rica, Laura Chinchilla, presidenta de la República, Luis Fernando Mendoza, jerarca del Poder Legislativo, y Zarela Villanueva, presidenta de la Corte Suprema de Justicia, pidieron perdón en nombre de todos los miembros de los supremos poderes por los errores cometidos durante el desempeño de sus cargos.
Para el abogado Yashin Castrillo, defensor del Movimiento Diversidad que vela por los derechos de la comunidad gay, ese acto de perdón y de consagración a la Virgen de los Ángeles constituyó una violación al derecho de libertad religiosa contemplado en la Constitución Política.
No obstante, ese argumento no fue aceptado por los magistrados constitucionalistas, quienes consideraron la consagración y la petitoria de perdón como “una mera manifestación dentro de un ritual religioso”.
Según los magistrados, ese acto, precisamente, se encuentra resguardado por el derecho de libertad religiosa constitucional.
“Además, (el acto de consagración) no implica efecto jurídico vinculante alguno”, resolvió la Sala IV.
No obstante, la votación no fue unánime. Dos magistrados declararon con lugar el recurso al considerar que la consagración constituyó una “infracción de la libertad religiosa y del principio de neutralidad religiosa”.
Luego del acto realizado en Cartago, en agosto, de los tres presidentes, el que más ataques recibió tras la consagración fue el diputado Luis Fernando Mendoza, jerarca del Poder Legislativo.
En el plenario, los diputados de varias fracciones atacaron a Mendoza con el argumento de que él no debía arrogarse la representación de los restantes 56 legisladores para pedir perdón en nombre del Parlamento ante la Iglesia católica.
Consultado sobre la decisión de los magistrados, Mendoza expresó su alegría con la decisión judicial y aseguró que, pese a las críticas, volvería a hacer la consagración si se lo pidieran.
“Ese fue un acto estrictamente religioso, de muy buena fe, que fue hecho para ser reflejo en la sociedad. Fue un acto que sabíamos que no tenía ninguna trascendencia de orden político o repercusión institucional. Siento que no hice nada incorrecto y, por lo tanto, lo volvería a hacer”, recalcó.