Rolando Araya propone crear ‘derecho a la felicidad’

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Rolando Araya, candidato presidencial del partido Costa Rica Justa, establecería un nuevo derecho humano: el derecho en la felicidad, bajo el argumento de que el estado emocional de la gente es un factor determinante para afrontar problemas económicos como la desigualdad y el desempleo, así como la inseguridad.

Así lo dice el plan de gobierno que el candidato presentó esta mañana en el Hotel San José Palacio, en compañía de su esposa Leny Polonio, y de sus candidatos a la vicepresidencia Ana Lupita Mora y Orlando Guerrero.

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“Para acometer este reto con ideas nuevas, reconocemos que hay muchos factores intangibles como la paz, la salud, la alegría, la belleza, la armonía ambiental y otros más, no incluidos en las variables macroeconómicas, que juegan un papel determinante en la actitud de la nación. El estado emocional del pueblo es un factor determinante.

“Un país que canta, ríe, baila, goza, se divierte y aplaude tiene un mejor estado de ánimo para cumplir las responsabilidades que establece el sistema económico y social. Ese es el camino más inmediato para elevar nuestra expectativa, y reconocer que la felicidad es el resultado del amor, la paz, la verdad y la libertad. Hacia ese horizonte apunta nuestra mirada como parte de los valores que construyan un nuevo concepto de bienestar”, dice su plan de gobierno.

El programa de Araya argumenta que el país tiene una tasa de pobreza del 30% y más de 500.000 personas han visto reducidos sus ingresos. Los datos más recientes del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC) sitúan la tasa de pobreza en un 23% y el desempleo en 16,4%, lo que significa que 402.000 personas están sin trabajo.

El candidato argumenta que, ante ese panorama, se corre el riesgo de protestas sociales que rompan la paz y la institucionalidad del país.

“Frente a esas circunstancias, creemos en la necesidad de establecer un nuevo derecho humano: el derecho a la felicidad, el cual envuelve el derecho a la vida, la salud, a la educación, a la vivienda, a la nutrición y al empleo de calidad.

“Casi 500.000 trabajadores han visto como se reducen sus ingresos económicos. Los ciudadanos están perdiendo sus límites de tolerancia. A causa del alto desempleo por la falta de oportunidades, la tasa de pobreza supera el 30% con la consecuencia del aumento sostenido de la desigualdad social en los últimos 10 años.

“El Estado, a través de los años, ha creado 11 instituciones para atender la pobreza, pero no ha logrado brindar soluciones por situaciones que no alcanza a corregir el asistencialismo. Es preciso replantear la estrategia.

“Todo lo anterior amenaza con destruir la estabilidad, la paz y la democracia del país. La indignación que la injusticia social origina debe convertirse en un movimiento ciudadano que fortalezca y profundice la democracia, genere más y mejores oportunidades promoviendo la libertad.

“Esto nos permitirá avanzar en la vida de la ciudadanía costarricense para alcanzar el derecho a la felicidad”, continúa el plan de gobierno.

Colocar de primero los valores

Luego de presentar su plan de Gobierno, en el que ofreció llevar a referendo la extracción de oro en Crucitas, renegociar el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI) sin incluir impuestos y atraer inversiones de empresas de minería de datos, Araya expuso que su propuesta del derecho a la felicidad se basa en una investigación que desarrolló hace años usando la física cuántica.

“(Se trata de) colocar los valores de primero, la aspiración a ser feliz, la aspiración a tener dinero. ¿Cómo decimos que garantizamos el derecho a la vida si la gente no tiene cómo comprar un bollo de pan? Entonces, nosotros vamos a actuar en ese campo. Al final de cuentas, el objetivo humano no es hacerse rico, ni ser poderoso, ni ser presidente, ni ser famoso. La gente lo que quiere es ser feliz y nosotros vamos a ayudar a abrir ese camino”, expuso.

Los problemas de inseguridad no se ganan con armas, sino cambiando la mentalidad de las personas, concluyó Araya. Puso de ejemplo a Alemania que, según dijo, después de la Segunda Guerra Mundial se desarrolló por el espíritu de sus ciudadanos.

Araya declaró que los presidentes no ganan campañas por ideas, sino por su carisma con la gente, la honradez y la valentía.

“Sí le digo a alguna gente que apoye nuestras ideas, pero con eso no gano. Yo necesito más que eso para ganar”, finalizó.