Rafael Valverde hasta madrugaba para votar

Este artículo es exclusivo para suscriptores (3)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Ingrese a su cuenta para continuar disfrutando de nuestro contenido


Este artículo es exclusivo para suscriptores (2)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Este artículo es exclusivo para suscriptores (1)

Suscríbase para disfrutar de forma ilimitada de contenido exclusivo y confiable.

Subscribe

Rafael Ángel Valverde Castro era de esos votantes que madrugan el domingo de las elecciones, como muchos en el campo.

Siempre lo hizo por el Partido Liberación Nacional (PLN) por una simpatía heredada de su papá y por la firme creencia de que “hay que votar”. Incluso una vez votó en una convención del Partido Unidad Social Cristiana, por Abel Pacheco.

En el 2010 lo hizo por Laura Chinchilla, sin estar convencido, admitió el pasado miércoles 23.

Ahora sí que no lo hará. Por el gobierno “desastroso”, porque ya no le apasiona la bandera verde o porque no hay opciones atractivas.

Tendría que pasar algo especial en campaña para que vote, pero Rafael no sabe ni qué podría ser eso.

“Johnny Araya no me convence”, dijo sobre el oficialista, antes de confundir el nombre de los otros y mencionar a “Ottón Guevara”.

Se presenta como soldador, pero también tiene otros trabajos. Vive en una casa pequeña en San Gabriel de Aserrí, con una de sus hijas y su esposa. Ella también trabaja y así redondean ¢300.000.

Pasa ocupado y se informa solo por televisión o por programas deportivos. No lee los periódicos y no usa Internet.

De las elecciones sabe algunas cosas. Por ejemplo, sabe que se recortó el presupuesto de la campaña política. Le parece bien.

Por su edad, pertenece al rango más abstencionista en las elecciones del 2010. Por geografía, su cantón está apenas por debajo del promedio nacional de abstencionismo del 2010 (30,9%).