Presidentes de Costa Rica y Panamá se reunirán por crisis migratoria

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Ciudad de Panamá. Los presidentes de Panamá y de Costa Rica, Juan Carlos Varela y Luis Guillermo Solís, se reunirán el viernes para conversar sobre la crisis migratoria en Centroamérica, informó la presidencia panameña.

El objetivo de la cita, que tendrá lugar en el distrito de Boquete, en la provincia panameña de Chiriquí, fronteriza con Costa Rica, es "fortalecer la cooperación binacional en materia de seguridad y migración", según una nota oficial.

Además de Varela y Solís, estarán en la reunión los ministros de Seguridad Pública de Panamá, Alexis Bethancourt, y de Costa Rica, Gustavo Mata Vega.

Los dos presidentes manifestaron en la pasada Asamblea General de las Naciones Unidas (ONU) que, ante la situación migratoria regional, la cooperación entre naciones es más importante que nunca.

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Además, tanto Solís como Varela plantearon la necesidad de solicitar a los países que son puntos de entrada de estos migrantes, el replanteamiento de sus políticas migratorias.

La delegación costarricense también incluirá al canciller Manuel González y directora de Migración y Extranjería, Gisela Yockchen.

En conferencia de prensa, González añadió que el encuentro se realizará a las 8 a. m. y que el objetivo principal es construir un plan de acción común para hacerle frente al constante flujo migratorio de cubanos, haitianos y extracontinentales —especialmente africanos y asiáticos— que transitan de manera ilegal por la frontera común entre ambas naciones, como parte de su recorrido terrestre desde Suramérica (Brasil) hasta Estados Unidos.

"Este es un fenómeno que está para quedarse", afirmó el titular de Relaciones Exteriores de Costa Rica.

Según el presidente panameño Varela, cada año más de 30.000 migrantes cruzan Panamá arriesgando sus vidas con la intención de llegar a Estados Unidos.

El gobierno panameño ha instalado tres albergues para unos 3.000 migrantes en la frontera con Colombia.

Este año, las autoridades panameñas han brindado ayuda humanitaria a más de 9.000 migrantes irregulares, la mayoría haitianos y cubanos, aunque también hay entre ellos asiáticos y africanos.

Panamá cerró su frontera terrestre con Colombia para evitar este flujo, pero los migrantes irregulares siguen llegando desde Colombia por la selva inhóspita del Darién, pese a los riesgos de la travesía o el peligro a quedar expuestos a engaños y extorsiones de traficantes de personas y otros grupos criminales.

Los migrantes tratan, en su mayoría, de llegar a Estados Unidos, pero muchos quedan varados en Panamá y Costa Rica debido a que Nicaragua les cerró el paso por su territorio.

Varela cree que el flujo de emigrantes haitianos por Centroamérica declinará por la decisión estadounidense de reactivar la deportación de haitianos indocumentados.

Por eso, hay que "convencer" a los migrantes haitianos que lo más conveniente es "regresar a su país y no arriesgarse a atravesar toda Centroamérica hasta la frontera con Estados Unidos para luego ser deportados", dijo Varela recientemente.