Mientras Solís juraba, Puntarenas le pedía empleo

La falta de trabajo es la angustia de los porteños consultados ayer por ‘La Nación’

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Puntarenas Empleo, empleo, empleo y más empleo. Es lo que responden los puntarenenses, cuando se les pregunta qué necesitan del nuevo presidente de la República.

Mientras Luis Guillermo Solís juraba como mandatario en el Estadio Nacional, en el Puerto sobraron los buenos deseos para su gestión. Pero, sobre todo, se escuchó, una y otra vez, una exigencia que suena más a una súplica: ayuda para crear fuentes de trabajo.

“Esa es mi esperanza. Tengo un año de estar desempleado. Para personas como yo, de 54 años, un currículum no tiene cabida”, dijo Gerardo Víquez, mientras discutía con cuatro amigos, frente a una joyería, en el barrio Los Almendros.

“Somos costarricenses cada cuatro años”, reclamó Franklin Camareno, el dueño de la joyería, refiriéndose a las sonrisas y promesas que recorren el país durante las campañas presidenciales y se pierden, una vez que termina el baile.

La situación es igual para Juan Espinoza, de 63 años, quien ha buscado trabajo, sin éxito, durante meses, pues su pensión no le alcanza para salir del rancho que comparte con su esposa y su suegra, en el barrio Manuel Mora de Barranca.

Él se dedica a sacar citas médicas en la clínica local. Por una que le encargan al día, gana ¢2.000.

“Voté por Solís. Es serio, abierto y no se ve egoísta”, dijo Espinoza.

En marzo, Solís visitó esta región, la segunda con mayor desempleo del país, según la Encuesta Nacional de Hogares de 2013. Él se fue desconcertado con lo que vio.

Entonces, dijo que Puntarenas necesita un plan de estímulo especial para atraer inversiones, que permita crear puestos de trabajo.

Sin embargo, no explicó qué tipo de plan ni cómo podía ejecutarlo.

Ayer se escuchaba en muchas casas puntarenenses, de puertas abiertas, los televisores emitiendo el cambio de mando.

Los porteños con los que La Nación habló coinciden en que Solís sí representa un cambio. Sin embargo, quienes votaron por él, al tratar de explicar sus motivos, siempre terminan contando por qué no apoyaron a los otros candidatos.

La mayoría de los consultados es liberacionista o respaldaban al médico Rodolfo Hernández, quien abandonó el barco socialcristiano.

Norma Guerrero, de 77 años, es una de esas personas. En la ventana de su casa, en barrio Manuel Mora, todavía se ve una calcomanía de Hernández. “Al quedarme sin candidato, busqué otra opción y don Luis Guillermo se ve muy abierto con la gente, muy alegre”, dijo.

Su esposo, Lorenzo Soto, votó por Johnny Araya. “Ahora están muy alegres, pero van a ver en seis meses”, advirtió Soto.

En una esquina de Puntarenas centro, Consuelo Berrocal, de 50 años, confesó que votó por Araya por tradición liberacionista.

Pero, dijo que después de ver a Solís en una entrevista con Édgar Silva, esta semana, supo que “él es muy bueno”. Ella tiene cuatro años para comprobar si eso es cierto.