Luis Guillermo Solís concluye, tras gira a EE. UU., que el TLC no se verá afectado

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Tras la gira que realizó a Estados Unidos la semana pasada, el presidente Luis Guillermo Solís concluyó que el Tratado de Libre Comercio de ese país con Centroamérica y República Dominicana (Cafta, por su siglas en ingles) no se verá afectado con la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca.

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Esa es la impresión que se llevó Solís de las reuniones que sostuvo con el vicepresidente de Trump, Mike Pence, y con congresistas estadounidenses, entre ellos, la diputada Ileana Ros-Lehtinen y los senadores Ben Cardin y Marco Rubio.

El mandatario dijo este lunes, ya en Costa Rica, que de momento, no hay ninguna razón para suponer que el Cafta será renegociado, como sí está ocurriendo con el TLC entre EE. UU., México y Canadá, que data de hace 20 años.

"No veo ninguna razón por la cual en estos momentos suponer que el principal acuerdo comercial entre Estados Unidos, Centroamérica y República Dominicana, que el Cafta, vaya a pasar por un proceso de cuestionamiento como el que está pasando el acuerdo de México, Canadá y los Estados Unidos", dijo Solís luego de una actividad pública en el Centro Nacional de la Cultura (Cenac).

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Históricamente, Estados Unidos siempre ha salido favorecido en la balanza comercial con Costa Rica. Por ejemplo, en el 2016 se exportaron bienes por $4.179 millones, mientras que las importaciones superaron los $6.099 millones, de acuerdo con los datos de la Promotora de Comercio Exterior (Procomer).

Esa tendencia es contraria entre EE. UU. y en México. En este caso, la balanza favorece a los mexicanos.

Desde México se exportan productos por $302.654 millones con destino a Estados Unidos y a la inversa, las importaciones suman los $179.582 millones, según las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía de México.

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De manera superficial

Solís agregó que el tema comercial solo se tocó de manera "tangencial" durante su gira y que se trató de una manera muy cuidadosa a solicitud de empresarios, de la Coalición Costarricense de Iniciativas de Desarrollo (Cinde) y de funcionarios expertos en la materia. En criterio de esas personas, no había razones por las cuales poner ese TLC sobre la palestra, pues no está siendo cuestionado.

"Hubo mucha preocupación en el sector privado tanto el local como el transnacional de que se pudiera, durante esta visita, interferir indebidamente en un debate que en estos momentos está ubicado en el corazón de la administración Trump y que debe mantenerse ahí, por ahora, porque para quienes miran esto desde sus intereses empresariales, la interferencia de cualquier gobierno latinoamericano en ese proceso puede tener más bien consecuencias negativas, es decir, abogar por una salida u otra puede generar —como yo creo que lo haría—, una reacción que quizás no conviene, pueden decir 'este está aquí metiéndose en temas privados y no conviene'. Entonces, yo opte por llevar una posición de cuidado", expresó Solís.

Añadió que tampoco se conversó sobre la eventual imposición de impuestos a las empresas estadounidenses que tengan operaciones en otros países, como anunció Trump en enero pasado.

El mandatario alega que el eje central de la agenda que llevó a Nueva York y a Washington se centró los temas de seguridad y migración, así como las relaciones bilaterales entre ambos países. No obstante, él asegura que exaltó las bondades del Cafta.

"Por supuesto que expresé mi apoyo al Cafta, en su momento, primero porque es un acuerdo que genera 100.000 puestos de trabajo a costarricenses que hoy tienen sus puestos asociados a zonas francas".

"En segundo lugar, porque en Centroamérica produce también una cantidad de empleos y por lo tanto, si esto se afectara podría tener consecuencias muy graves que aumentarían los flujos migratorios hacia Costa Rica o hacia los Estados Unidos".

"Y en tercer lugar, porque son compromisos que hemos adoptado dentro de nuestro marco jurídico, que tendrían que pasar por consideraciones de orden legal, estamos hablando de empresas que tienen aquí mucho tiempo, que tienen adquiridos compromisos de orden normativo muy importantes, así que, yo sí abogué a favor de que este es un acuerdo que es positivo y que es superavitario para Estados Unidos, y que nos beneficia mucho a nosotros también", explico Solís.