La jefa de la ONU en Costa Rica se despide con observaciones : 'Hay que ajustar la carpintería’

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Yoriko Kasukawa no necesitó ni siquiera tres años para empezar a arrastrar la “r” como lo hacemos en Costa Rica. Se le nota en algunas palabras durante la entrevista que dio este lunes a manera de despedida del país donde fungió como rostro de la Organización de Naciones Unidas (ONU).

Esta japonesa con más de tres décadas en América Latina, oficial local del Programa de Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), deja ver que se inmiscuyó en serio en Costa Rica y se permite una serie de conclusiones sobre el país. Las expresa de manera diplomática, pero clara.

Para ella, Costa Rica es ese país de logros ambientales y sociales históricos que preveía, pero ahora señala otras virtudes: “un país bondadoso, con un sentido básico de la justicia y con voluntad para mejorar la situación de poblaciones marginadas”.

También señala lo que considera problemático: la falta de agilidad, la ‘ideologización’ de los debates, el crecimiento de la desigualdad. Y no pueden faltar los retos: mejorar la ‘carpintería’ de los programas sociales para lograr eficacia y una mayor claridad del Gobierno sobre sus planes para la hidroeléctrico Diquís, de altísima importancia energética y de sensibilidad ambiental y social con los indígenas.

Además se permite una recomendación casi propia de su origen japonés: “y perseverancia”. Así lo dijo durante la entrevista a manera de diagnóstico final público sobre el país. Ahora se marcha como jefa regional de Fondo de Población de Naciones Unidas (Unfpa) para Asia Pacífico, con sede en Bangkok, Tailandia.

¿Qué idea se lleva del país?

Salgo con impresión positiva de un país de gran bondad. He confirmado la imagen de que es un país con logros extraordinarios, pionero en democracia, derechos humanos y protección del medio ambiente. Aprendí también sobre las dificultades para avanzar más.

¿En qué ámbitos ve más esta falta de agilidad?

Lo vemos en el ámbito de desarrollo humano y reducción de la pobreza. Vemos esa dificultad que el país ha tenido para vencer el estancamiento de la pobreza en un 20% de la población en 20 años. El país ha tenido un concepto de sí mismo de ser ‘igualiticos’, pero la desigualdad ha venido creciendo en los últimos 20 años al contrario de otros países. Ese es un gran tema: el crecimiento de la desigualdad.

Pero usted también ha señalado avances.

Sin duda. Han avanzado mucho en reconocimiento de derechos y combate a exclusión de grupos marginados, aunque hay temas pendientes en los derechos de indígenas, afrodescendientes, población sexualmente diversa, e incluso en temas en que el país es líder, como mujeres y ambiente.

Usted fue muy activa con el tema de derechos de la población LGBT y el diálogo con indígenas.

¿Cómo ve su avance ahora?

Fue un gran avance la decisión de la CCSS de reconocer el seguro médico a parejas del mismo sexo. En el tema indígena hubo un buen proceso, aunque faltan muchas cosas. Fue positivo en avances concretos, pues se acordó metodología de esclarecimiento de la tenencia de tierras (...) Sí me parece urgente concluir ese proceso, pero ya hubo un cambio en la manera como el Estado se relaciona con pueblos indígenas. Me impresionó la experiencia por la genuina buena voluntad del Estado costarricense y por el aprendizaje de ambas partes.

¿Perjudica a los indígenas ser una población tan pequeña?

Seguro políticamente es desventaja, pero por eso me impresionó que las autoridades demostraron compromiso genuino. Me conmueve ver un sentido muy básico de justicia de los costarricenses y sus autoridades al reconocer lo que no está bien. Ustedes no necesariamente lo ven, pero me impresiona mucho eso.

¿No siente muy lento el proceso de la consulta indígena para el proyecto Diquís?

Realmente no ha habido mucha actividad. Sí ha habido un diálogo esencial para sentar una base de conocimiento común, pero hay que definir conjuntamente el instrumento que regule cómo se hace una consulta.

¿Cuál es el plazo aceptable?

Es una decisión del país.

¿No es importante fijarse fechas para este proceso?

Es importante tener claridad sobre la aspiración del Gobierno como parte de la transparencia en este tipo de cosas. Es importante que la sociedad sepa cuál es la propuesta del Gobierno y cuán urgente considera el proyecto.

¿Está claro eso?

Emm... (piensa cinco segundos) Mi impresión es que todavía no hay una definición muy precisa sobre cuál es la propuesta. Y la claridad es vital para generar confianzas y construir acuerdos. Parte de la construcción de la confianza es claridad y transparencia aunque no haya un plazo definitivo. Lo que se puede decir es que no va a ser rápido, porque es un proceso complejo.

¿Es creíble la meta del país de ser carbono neutral en el 2021?

Esa meta requiere muchas acciones que no van a ser fáciles. La contaminación de aguas sigue siendo un gran tema pendiente (...) Hay que seguir creyendo que sí es posible para que sí sea posible. Requiere grandes cambios en transportes, en la gran dependencia de combustibles fósiles. Eliminar eso es difícil y requiere acuerdos entre actores con intereses económicos. Pero es importante que el país tome esa decisión, como ya lo ha hecho. Puede ser que no se logre en el plazo fijado, pero es importante avanzar.

Dicen que en Costa Rica se agotó el modelo social de la segunda mitad del XX. ¿Lo ve así?

Tengo recelo con el término “modelo”, es demasiado esquemático. No es tan simple. Lo importante para Costa Rica es plantear metas y una visión como se hizo al garantizar la salud universal o la educación general con desarrollo inclusivo.

¿Se ha estancado?

Hay algo que no es exclusivo de Costa Rica, es menos difícil mejorar cuando la situación es muy mala, pero más difícil cuando se trata de completar una tarea ya avanzada. Por ejemplo, hemos hablado de esos 47.000 niños que no están en la escuela. Son los sectores más difíciles de alcanzar. Mucho tiene que ver con afinar y ajustar la gestión diaria para ser más proactivos y sí, ser más ágiles en la respuesta a esas necesidades. Hay que ajustar la carpintería, no se trata de un modelo, porque además hablar de un modelo tiene una connotación ideológica y me parece que hay que superar esos enfrentamientos ideológicos para ver primero las metas y qué se necesita para eso, sobre evidencias.

Se aprobó la participación aquí de la Oficina de las Naciones Unidas de Servicios para Proyectos (Unops) en proyectos viales ¿No es este un caso de una agencia haciendo un trabajo que debería hacer el Estado?

La idea no es “bypassear” (saltarse) las reglas nacionales. Es una combinación de ofrecer en situaciones de urgencia un sistema que respeta las reglas pero al mismo tiempo con mayor agilidad, que ofrece transparencia y apoya en la construcción de capacidades nacionales. Ese debe ser el objetivo final.

¿Ve algún tema que Costa Rica no esté atendiendo o discutiendo suficiente?

Me parece positivo que esté sobre la mesa el debate de cómo reducir la brecha social, incluso pasando por el tema fiscal, en el que esperamos logren un plan que sirva para aumentar la recaudación y que combata la tendencia del crecimiento a la desigualdad de ingresos. Quizás un tema que podría parecer puntual, pero es central en desarrollo humano: es volver al tema de los 47.000 niños sin escuela. Nos alegra que el MEP haya lanzado la iniciativa de “Yo me apunto”, pero me parece que ya es hora de salir a la calle a buscar estos niños. Hay que ir a las casas, identificar físicamente a estos niños y me parece que hay que tomar esa decisión. Sé que hay muchas cosas primero, pero al final hay que llegar ahí. Es que son niños de edad preescolar y primaria... es una exclusión de la más extrema. Nos debería urgir más.

A veces parece que gana la idea de que Costa Rica no puede con esas y otras tareas.

Es importante que la sociedad tenga un “optimismo razonado”, que reconozca un país con grandes logros y que sigue inspirando al mundo. Es una sociedad con nobleza y sentido de querer hacer lo correcto. Sí pueden, pero requieren esa perseverancia, paciencia y decisión de llegar a estas dificultades de la gestión diaria de los programas, aunque son cosas aburridas, difíciles, no emocionantes, pero sin corregir esas cosas las grandes metas van a seguir sin lograrse. Se requiere de esa decisión política audaz de fijarse la meta de reducir la pobreza, de incluir poblaciones excluidas... Debe priorizarse y puede que toque intereses poderosos, pero insistir en estas metas, como lo hicieron para pasar la cobertura forestal de 26% del territorio a 52%. Eso es envidiable.