Tuvo temor de que los sindicatos le ganaran la partida con la puesta en marcha de fuertes medidas de presión que anunciaron, principalmente, en Limón, donde inclusive se esperaban brotes de violencia este fin de semana.
Destreza o persuasión --o ambas-- son piezas que el ministro de Trabajo, Farid Ayales Esna, pudo haber utilizado nuevamente para lograr atenuar la tensión que imperaba en la provincia caribeña, a raíz del despido de trabajadores del Instituto Costarricense de Ferrocarriles (INCOFER), cuya suspensión de actividades ordenó el Gobierno el martes pasado. También pesaban otras peticiones sindicales.
El ministro Ayales, abogado de 47 años, firmó con la dirigencia de la Federación de Trabajadores de Limón (FETRAL) y del Sindicato del INCOFER un conjunto de acuerdos para otorgar en concesión a trabajadores la explotación de los servicios ferroviarios, cuando estudios técnicos de factibilidad y viabilidad demuestren la rentabilidad del negocio.
Casi simultáneamente, el Frente de Organizaciones Magisteriales (FOM) lanzó el ofrecimiento de renegociar con el Poder Ejecutivo los cambios en materia de pensiones, aunque el miércoles acordaron, unilateralmente, romper el diálogo e ir a una huelga.
La respuesta magisterial ocurrió horas después de que Ayales, acompañado por el titular de Educación Pública, Eduardo Doryan, anunció que el proyecto para modificar el Régimen de Pensiones y Jubilaciones del Magisterio Nacional se enviará a la Asamblea Legislativa, con lo cual prácticamente el Poder Ejecutivo dio por terminada las conversaciones.
El titular de Trabajo resume así su estrategia para tratar a los líderes gremiales: "Eso es parte del carácter, de mi forma de ser, de no buscar pleitos, de buscar acercamiento y de tratarlos (a los sindicatos) con gran confianza y transparencia."
En diversas oportunidades, los mismos líderes de grupos laborales han reconocido la voluntad de Ayales para dialogar, aunque dicen enfáticamente que no tiene poder de decisión. El Ministro señala lo contrario y dice que tiene toda la confianza del presidente de la República, José María Figueres.
Pese a la solución de algunos conflictos --temporales o no-- todavía el malestar sindical no ha desaparecido. Ayales dice que su fórmula seguirá siendo la negociación, pero es firme en que no permitirá la imposición de puntos de vista.