Estatua de José Figueres volverá del exilio impuesto por Óscar Arias

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En una oscura bodega del Museo Nacional, pegada a la pared, sostenida por una soga amarilla en el cuello para evitar que se caiga, se levanta una efigie verde como al líder que representa: la estatua del expresidente José Figueres Ferrer, parte de un conjunto escultórico en honor de la abolición del Ejército en Costa Rica.

La figura del caudillo liberacionista volverá a su lugar original, el que ocupó desde 1998, luego de la publicación de un decreto del presidente, Luis Guillermo Solís, anunciado ayer.

Con su decisión, el mandatario deroga el decreto de Óscar Arias, del 26 de febrero del 2007, el cual permitió la remoción de Figueres y la creación de una comisión que le buscara un mejor sitio a la figura del político.

Según Solís, la comisión nunca funcionó y tampoco se revirtió la decisión de embodegar la escultura del fundador del PLN.

“El Gobierno de la República considera oportuno, en respeto al valor histórico que representa el expresidente Figueres Ferrer para nuestro país, que la escultura en su honor sea colocada en el lugar originalmente acordado”, dice el decreto de Solís.

Curiosamente, ni en el gobierno liberacionista de Arias ni en el de Laura Chinchilla se desembodegó la figura del caudillo y fundador de la Segunda República.

La decisión de Solís se tomó en el marco de la celebración del 66.° aniversario de la abolición del Ejército, el 1.º de diciembre de 1948.

Es ahora, un gobierno del Partido Acción Ciudadana (PAC), el que devuelve la efigie al sitio que ocupó antes de las obras de remodelación de la plaza de la Democracia, en el 2006.

Karen Olsen, viuda de Figueres, dijo a La Nación que aún se pregunta el motivo de Arias para remover la imagen.

La Nación envió un equipo de fotografía para reseñar el lugar donde hoy se encuentra la escultura en honor de Figueres. Sin embargo, pese a tener el permiso para llegar a la bodega y permitir la entrada del fotógrafo frente a la estatua, se le impidió a Ignacio González tomar la fotografía. Marlen Calvo, encargada de la bodega del Museo Nacional, adujo que preferían no autorizar la reproducción de la escultura en el lugar donde se encuentra actualmente, con una soga en el cuello y cubierta por una sábana.