Embajadora tica denuncia presiones para boicotear tratado contra armas nucleares

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Ginebra, Suiza

La embajadora costarricense Elayne Whyte, denunció que algunos países han recibido presiones por parte de potencias atómicas para boicotear el avance del tratado internacional que prohíbe el uso de las armas nucleares en todo el mundo.

Whyte, quien lideró el panel de la ONU que negoció el acuerdo, hizo la revelación esta semana, de cara a este miércoles, día en que el tratado entra en su etapa de recolección de firmas y su vigencia ocurrirá 90 días después de que 50 naciones lo ratifiquen.

"Algunos países han manifestado que recibieron solicitudes expresas de que no se firme (ese tratado). Nosotros no podemos comprobar esas alegaciones, son manifestaciones que nos han hecho, pero aún así, tenemos un grupo confirmado que va a firmar", señaló Whyte.

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Así lo reconoció embajadora tica ante la sede de la Organización de Naciones Unidas (ONU) en Ginebra, Suiza, donde concedió una entrevista a La Nación el domingo, horas antes de partir a Nueva York para participar en la Asamblea General anual de esa organización.

Todos los países que disponen de armas nucleares en su arsenal, se oponen al tratado, incluso la embajadora de Estados Unidos ante la ONO, Nikki Haley, afirmó en enero de este año, que su gobierno iba a boicoter la firma del tratado.

Según el sitio web de noticias británico Bussines Insider, Suecia es una de las naciones que ha recibido amenazas por parte de la administración de Donald Trump. El secretario de Defensa de EE. UU., Jim Mattis, advirtió, mediante una carta, a su homólogo sueco, Peter Hultqvist, que la firma del tratado podría afectar la cooperación y apoyo militar entre ambas.

Aunque esta situación ha generado tensiones en las relaciones bilaterales, la canciller sueca, Margot Wallström, aseguró que la firma del acuerdo sigue en pie.

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El proceso. Luego de la aprobación del tratado, el pasado 7 de julio, ahora el objetivo es que, la mayoría de naciones lo firmen como parte de un gesto simbólico de respaldo, pues luego debe iniciar el proceso de ratificación en los respectivos parlamentos, de acuerdo a cada legislación interna.

La firma del Tratado no tiene una fecha límite, por lo que los países pueden llevarla a cabo en el momento que deseen. Para que el acuerdo entre en vigencia debe ser aprobado y depositado ante la ONU por al menos 50 países. Un proceso, que según estima Whyte, podría extenderse por dos años como máximo.

La diplomática considera importante que en la apertura de la firma, el acuerdo reciba el apoyo de varios países y lamentó que Costa Rica no sea el primero, a pesar del rol importante que jugó en su redacción y adopción del mismo, ya que debe contar con la aprobación de la Asamblea Legislativa.

"Por el papel que jugamos, hubiéramos querido ser el primer país en firmar y el primer país en ratificar, porque hay países que tienen otra tradición. Hay por lo menos uno que ya tiene la aprobación para firmar y ratificar. Entonces el 20 (hoy miércoles) tendríamos la primera firma y ratificación", manifestó la embajadora.

El documento, llamado Tratado sobre la Prohibición de las Armas Nucleares, se aprobó con 120 votos de los 193 miembros, luego de varios meses de negociaciones. Holanda, miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), registró el único voto en contra y Singapur una abstención.

Sin embargo, entre los participantes que lo avalaron no estaba ninguno de los nueve países que tienen armas nucleares.

Estados Unidos, respaldado por Gran Bretaña y Francia, principalmente, defiende que este no es el momento para que el mundo prohíba el desarrollo y uso de armamento atómico ante la amenaza de que países como Corea del Norte no respeten esas reglas y continúen con su carrera por tener entre sus arsenales la amenaza atómica.

Ante esta postura, la embajadora Whyte asegura que esta crisis entre Washington y Pionyang ha regresado la atención al problema de las armas nucleares y destaca que con solo la existencia de este armamento, hay una posibilidad muy grande de que se utilice.

El Tratado tiene como principal objetivo obligar a los firmantes a "nunca, bajo ninguna circunstancia, desarrollar, producir, manufacturar, adquirir, poseer o almacenar armas nucleares u otros artefactos nucleares explosivos, así como usar armas nucleares o efectuar pruebas de armas atómicas".

Además, los Estados que hoy tengan armamento atómico quedarían obligados a destruirlo, al tiempo que se les prohibiría transferirlo a un tercero en caso de firmar el convenio.